Apuntes

Primera caída

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a declaración de insolvencia presentada por Saab ha convertido al fabricante de automóviles en la primera víctima de la asfixiante crisis que sufre el sector, al tiempo que ha puesto a prueba los márgenes de respuesta en que puede moverse la acción estatal -en este caso, por parte del Gobierno sueco- cuando no está garantizada la viabilidad de una firma nacional y cuando estaba integrada además en una gran matriz como General Motors. El camino emprendido por Saab, que tratará de administrar la quiebra reorganizando la producción en su país de origen, podría ser la antesala para un movimiento similar por parte de Opel. Las reticencias del Gobierno sueco a nacionalizar Saab son del todo punto comprensible por los escollos existentes, que empiezan a ser comunes, para conciliar los intereses nacionales cuando las empresas en apuros están o han estado integradas en compañías globales con sede en otro estado.