Un grupo de simpatizantes de la izquierda abertzale intenta sabotear un acto del PP en Durango

La octava jornada de campaña electoral en el País Vasco ha comenzado como ayer, con incidentes. Un grupo de simpatizantes de la izquierda abertzale han intentado boicotear un acto de campaña del Partido Popular en en el municipio vizcaíno de Durango.

Los jóvenes han comenzado a increpar a la comitiva electoral mientras repartía propaganda. Cuando los agentes antidisturbios han intervenido "para intentar separar a ambos grupos", varios han respondido arrojándoles piedras y los ertzainas han arrestado a dos radicales, según ha confirmado el departamento vasco de Interior

Junto a los candidatos 'populares' se encontraba Soraya Saénz de Santamaría, quien ha asegurado que "no van lograr callar" a su partido y que seguirá luchando por la libertad. En la misma línea se ha mostrado el portavoz del PP vasco, Leopoldo Barreda, quien ha lamentado que "nos hayamos encontrado en Durango con lo que viene siendo habitual en esta campaña, por parte de quienes tratan de impedir un ejercicio de libertad tan elemental como pedir el apoyo electoral a los ciudadanos".

Según ha añadido, quienes reiteradamente sabotean actos de campaña de los partidos "lo hacen en nombre de D3M lo que permite demostrar que quienes estaban detrás de esa plataforma, ni quieren la democracia, ni la libertad sino todo lo contrario: imponerse por la fuerza". Sin embargo, "no nos van a callar y adoptaremos todas las decisiones que contribuyan a tener un futuro en libertad en el País Vasco", ha sentenciado Barreda.

Ayer se produjo un incidente similar cuando media decena de simpatizantes de la izquierda abertzale intentaron sabotear, por dos veces, un mitin del candidato a lehendakari del PNV, Juan José Ibarretxe, celebrado en Bilbao. Hace un par de días se produjo un incidente similar en un acto del candidato a lehendakari del PSE, Patxi López. El pasado sábado, otro grupo de radicales que se manifestaba de forma ilegal en apoyo a la plataforma D3M, suspendida por el juez Garzón y apartada de los comicios por orden del Supremo, dejó su huella de destrucción en el centro de Bilbao.