Sociedad

Para los jóvenes ya hay demasiados inmigrantes

La juventud española se dice tolerante con los extranjeros, aunque aumentan de forma alarmante los que votarían a un partido xenófobo

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Los jóvenes españoles se declaran tolerantes y a favor de la inmigración, que consideran positiva y enriquecedora, pero también creen que es excesivo el número de inmigrantes en España y que quitan puestos de trabajo y provocan delincuencia e inseguridad.

Estas son algunas de las conclusiones que revela un estudio del Instituto de la Juventud (Injuve) sobre Jóvenes e Inmigración, para el que fueron consultados 1.436 jóvenes de entre 15 y 29 años el pasado mes de julio. Según el informe, presentado ayer, el 48% de los jóvenes considera «positiva» la inmigración y el 69% asegura tener algún inmigrante en su grupo de amigos; la mayoría tampoco muestra inconvenientes a convivir, trabajar o relacionarse con inmigrantes. No obstante, dos terceras partes de los jóvenes (el 68%) considera que el número de inmigrantes en España es excesivo y que es preciso controlar los flujos migratorios, frente al 26% que lo estima «adecuado» y un 1% que lo ve «escaso». Reconocía también que ahora, con lo más duro de la crisis encima, los resultados podrían variar «y acusar un mayor rechazo a la inmigración por el aumento del paro».

Sólo con contrato

Los jóvenes defienden mayoritariamente la necesidad de controlar los flujos migratorios. Hasta un 72% aboga por permitir la entrada sólo a los inmigrantes que tengan un contrato laboral. El 15% defiende que se les permita la entrada con pocos obstáculos y un 3% es partidario de cerrar las fronteras a todos.

Respecto a los que ya están aquí, un 42%, se muestra favorable a la regularización de los inmigrantes con trabajo. Para un 25% la regularización debía aplicarse a los inmigrantes sin papeles pero con varios años de residencia. Un 15% defiende la regularización en todos los casos y un 10% estima, por contra, que se deberían intentar devolverlos a sus países de origen.

En cualquier caso, la mayoría son partidarios de que se reconozca a los emigrantes regulares derechos sociales como la percepción por desempleo (86%), la reagrupación familiar (83%), obtener la nacionalidad española (72%) y el pleno derecho al voto (67%).

Los colectivos que generan más confianza entre los jóvenes son los latinoamericanos (17,8%) y los subsaharianos (15,5%), mientras que la desconfianza se centra en rumanos (29,3%) y magrebíes (25,2%).

Una minoría creciente de jóvenes españoles no oculta su simpatía por formaciones de corte racista, a las que no negaría su voto. La gran mayoría de nuestra juventud (86%) desaprueba las acciones de los grupos racistas o xenófobos, y más de dos tercios (73%) considera que estos grupos tendrían «poca o ninguna» aceptación en nuestra sociedad. Pero, paradójicamente, hay un 14% de los jóvenes que sí votaría a estas formaciones.

«Quitan empleos»

A pesar de este repunte del racismo, los jóvenes españoles perciben cada vez más mayoritaria y positivamente el fenómeno de la inmigración. Si en 1997, con apenas 600.000 inmigrantes, sólo un 28% de la juventud española percibía la inmigración como algo positivo, una década después, con 5,3 millones de inmigrantes, este porcentaje es del 48%. El indicador mejora veinte puntos y está dos por encima del 46% de la población española en general. Por contra, un 25% de los jóvenes tiene una percepción negativa de la inmigración.

Casi dos terceras partes de los jóvenes valoran positivamente para la sociedad la diversidad cultural, racial y religiosa asociada a la inmigración, frente al 17% que la considera negativa. Una exigua mayoría (el 51%) estima que los inmigrantes deberían poder mantener aquí los aspectos de sus culturas «no conflictivos con las leyes», mientras que un 29% dice que deberían mantener sólo los «que no molesten a los españoles» y un 17% defiende que lo hagan «sin ningún tipo de restricciones».

La mayoría de los jóvenes (58%) tienen la percepción de que el trato de la sociedad hacia los inmigrantes «es negativo», un porcentaje que se eleva al 70% entre la población en general. Sólo el 21% percibe ese trato como «positivo», frente al 15% de los españoles adultos que tiene esta percepción.