PANORAMA VASCO

Movilizar y cuánto

El PSE de Patxi López necesita una fuerte movilización del electorado que le es propio y de aquel, más heterodoxo, que contempla sus siglas con simpatía más o menos explícita para sostener las posibilidades de vuelco en Euskadi. Esta concurrencia a las urnas exigiría a su vez, para responder a los intereses de los socialistas, un equilibrio imposible de asegurar con respecto a la participación global en los comicios.

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Los no nacionalistas todavía recuerdan, escaldados, que la elevadísima asistencia a los colegios electorales en 2001 -casi del 80%- acabó jugando a favor de Juan José Ibarretxe, cuya candidatura sumó una oleada de nuevos sufragios que se auguraban para sus rivales. Es sólo un dato, pero los dos mejores resultados cosechados por el PSE -el triunfo en escaños sobre el PNV en las autonómicas de 1986 y la histórica victoria en las generales del año pasado- se produjeron con una abstención superior al 30%. Un riesgo que Ibarretxe está tratando de conjurar llamando gráficamente a su potencial electorado a «espabilarse».