VUELTA DE HOJA

El recorte

No hay tela que recortar, pero van a empezar los tijeretazos. La España de las necesarias autonomías ha prodigado los gastos innecesarios. Ya sabemos lo que pasó, aunque aún no se sepan sus consecuencias: para evitar las reivindicaciones históricas de dos regiones, los amables maitres repartieron café para todos, pero andando el tiempo eso se hizo más extensivo. Los múltiples comensales exigieron, además del café, copa y puro. La verdad es que esas son cosas que amenizan cualquier sobremesa, pero el precio del banquete no daba para tanto. Ahora, el presidente Zapatero, que nos ha sorprendido con lo que pudiéramos llamar su salutación del pesimista, después de tanta y tanta euforia, va a reducir en 1.500 millones los gastos para garantizar las prestaciones.

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Cuando se tira el dinero siempre hay alguien que lo coge. «El Gobierno ya ha hecho todo el esfuerzo que se podía hacer», ha dicho el todavía vicepresidente económico, señor Solbes. Es una forma de decirnos que de aquí en adelante los que tenemos que esforzarnos somos nosotros, o sea, los de siempre. Vamos a ver cómo nos las arreglamos. El precio de la vivienda va a caer un 20% este año de desgracia y hay millón y medio de pisos sin vender. Los transeúntes se entretienen contando letreros de Se vende, a ver si son pares o nones.

Mientras los banqueros británicos piden perdón por haber contribuido a la crisis, los nuestros lo que piden es dinero. Se preguntó el gran Vargas Llosa, con esa lucidez que exige la distancia, cómo hemos llegado a esta situación sin que nadie lo advirtiera. Quizá no haya alternativas para sustituir al sistema capitalista. Sólo el reparto de tijeras. Ojalá pinchen y corten por igual. Más o menos.