Sector en quiebra

a amenaza de suspensión de pagos que pende sobre Nozar constituye una nueva muestra del estrepitoso declive que está sufriendo la actividad inmobiliaria y, en concreto, aquellas compañías que se inclinaron por el expansionismo al calor de la burbuja de la construcción que el tiempo y la crisis han demostrado que era desmedido. La confirmación de la quiebra de Nozar golpea la mermada confianza de un sector económico que está obligado a reorientarse. En un contexto tan delicado, es comprensible que los promotores traten de mostrarse esperanzados en una recuperación del mercado para 2010. Pero este voluntarioso optimismo no ayuda a conformar un análisis realista que ha de asumir, en primer lugar, la limitación en las expectativas acumuladas durante años de crecimiento. Y quizá también un paulatino cambio social por el que tener un piso ha dejado forzosamente de ser una prioridad.