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Negociación existencial
Cuando nació en 1948, el Estado de Israel tenía un padre llamado miedo y una madre llamada optimismo. El miedo provenía, comprensiblemente, del Holocausto en el que murieron millones de judíos inocentes. El optimismo derivaba de una promesa cumplida: la de Dios, que les había prometido la Tierra Santa hace 2.000 años. Pero en realidad, el miedo ha acabado calando más que el optimismo. Israel lleva alrededor de 60 años en guerra intermitente para su supervivencia, por lo que las preguntas claves son ya hasta cuándo se puede seguir de esta manera; y si existirá el Estado de Israel durante 60 años más y, en caso de hacerlo, bajo qué condiciones vivirán los israelíes.
Actualizado: GuardarPortavoces judíos han descrito el asalto a Gaza como 'una guerra existencial', y hasta cierto punto tienen razón. La pretensión del lanzamiento de cohetes Qassan desde la Franja palestina es matar israelíes y el programa de Hamás resulta muy nítido: quiere borrar Israel del mapa. El problema según el planteamiento hebreo surge con cada batalla y cada batalla es existencial, por lo que las consecuencias de la derrota serían catastróficas. El país se ha convertido en un Estado guerrero con cada generación obligada a pelear por su supervivencia.
Sin embargo, algunos sectores israelíes, y en concreto los jóvenes, ya se cuestionan si éste es el futuro que quieren de verdad. Según unos sondeos recientes, la mitad de quienes integran la juventud judía se sienten distanciados del Estado y alejados de sus problemas. Son ellos los que más desean dejar de vivir en Israel, así que para tranquilizar y estabilizar el propio pueblo israelí una nueva búsqueda de la paz es imprescindible.
Con todo, la amenaza más seria para la pervivencia de Israel viene de la posibilidad de que Irán cumpla con éxito su programa nuclear. Prevenir que esto no ocurra constituye una prioridad para EE UU, la UE, Rusia y casi todos los países árabes de Oriente Próximo. Y la contribución de Israel en la construcción de una coalición sólida para lograr la paz con los palestinos será esencial. La guerra perpetua, una guerra de cien años, no es una opción factible para Israel. Para asegurarse su continuidad, el Estado judío tendrá que negociar la paz con los palestinos moderados, como ya ha hecho con Egipto y Jordania, con concesiones significativas. La otra alternativa para Israel y sus aliados ni siquiera se puede contemplar.