
La plaza Madrid tiene más coches que la capital
La plaza Madrid, un lugar de privilegio, está en los interiores de los bloques ubicados en la Puerta de Sevilla
Actualizado: GuardarNos trasladamos a una de las zonas más próximas al centro y, al mismo tiempo, más recientes de la ciudad. Fue uno de los lugares donde Jerez se ensanchó cuando el desarrollo de los años sesenta. Se trata de la zona interior de la Puerta de Sevilla, o del interior de la calle Santo Domingo, o más bien la zona a la que se accede a través de los pasajes que encontramos en la calle Paúl. Mil formas de llegar a la plaza Madrid, que es donde estamos para observar qué tal va la vida.
La tarde se puesto áspera y nublosa. Húmeda como el lomo de una foca. Una gran plaza se abre en el interior de los bloques de Santo Domingo. Parece serena. En los columpios no hay niños que jueguen. Un vecino nos pone en situación. «Quién va a jugar hoy con la tarde que tenemos », arguye. El césped está mojado y hace un rato ha llovido lo suficiente como para pensar que en casa se está mejor. Pinos, algún naranjito y robustos árboles del trópico adornan la zona de juego que ahora se encuentra vacía.
En la panadería La Dama ha llegado la hora del descanso. Está vacía. La señora que está pendiente del mostrador nos comenta que «es un vecindario muy bueno. Gente que no se mete con nadie». Vecinos con buena reputación que llevan una vida ordenada. «Y muchos perritos», subraya la señora. Notamos un cierto rintintín al a hora de referirse al aspecto más canino. Ya se sabe que muchos amos no llevan la bolsita y posiblemente sea más una queja que un apunte.
Efectivamente observamos algunos perros que corretean por el parque. Van de un lado a otro sueltos. Preguntamos al vecino y nos comenta con cierta sensatez que «no pasa nada si un vecino saca al perro suelto por la plaza, pero que a nadie se le ocurra dejar el niño jugar a la pelota en el parque, por será multado».
Seguimos de frente. Mismamente en un bar donde podemos encontrar un café que contrarreste en cierta forma la humedad que se cuela en el interior del organismo. Si no hay café en una tarde como ésta corremos el peligro de que se formen estalactitas en el estómago. Puerta de Sevilla puede ser el lugar adecuado. Es el bar que está en los bajos de los bloques. Las tardes con más tranquilas. Tres señores hablan de negocios, motivan la imaginación para sacar un rédito en medio de tanta crisis. Tienen cara de aburridos. Tras el mostrador está Francisco Javier García. La máquina del café está descanso si comparamos las batallas de las mañanas, donde las tostadas salen de la cocina con la misma velocidad que se persigna un cura loco. «Llevamos abierto dieciséis años. Nada menos», comenta García. Y prosigue diciendo que «damos servicio a las oficinas que todavía quedan en la zona. Sobre todo por las mañanas con los desayunos. Además de los vecinos y de los que pasan por aquí». La máquina ha salido buena, a tenor de lo caliente que sale el café. Tras una breve charla, salimos de nuevo a la plaza.
Aparcamientos y yoga
La culpa es de los coches. Aquí no hay quien aparque. Dicen algunos vecinos que como muevas el coche puedes quedarte sin sitio en algunos días. No paran de salir y de entrar. Un chico ha salido y le da un ticket del ORA al que entra. Aquí se aprovecha todo. «Es una zona céntrica y hay más aparcamiento que otros lugares. Así que este es quizá el problema más grave que tenemos. Pero claro es un inconveniente que no tiene solución», comenta otro vecino.
Justo al otro lado de la plaza está el centro Hera. Si algún automovilista está especialmente estresado por no encontrar sitio, que visite a Daniel Valenzuela que está en Hera. Allí encontraremos todo para alcanzar la paz interior. Sesiones de yoga, Así reza en la tarjeta del centro. Estrés, ansiedad, psoriasis, adicciones, impotencia, migrañas, fibromialgia, fobias y hasta tristezas. Se ofrecen masajes indús, yoga indio, quiromasajes, acupuntura o risoterapia.
Pero Dani está ahora en otro asunto. Este chico parece un hombre del Renacimiento. Especialista en todo este tipo de disciplinas alternativas -junto con su pareja- y además músico autodidacta. Del fondo del local fluye una música delicada. Están ensayando. Es el grupo Tirnagore, que dicen que significa Tierra de la Eterna Juventud. Dani y tres músicos más hacen música celta en Jerez. De pronto, nuestro hombre coge la flauta travesera, y junto a la guitarra acústica y la percusión, brotan músicas celtas y un tema conocido por todos llamado La Tarara. Todo a medida, delicadamente inspirado y con buen gusto. Al acabar el tema, nos comentan que están preparando un concierto para el próximo día 23 del presente mes de enero. Dará comienzo a las veinte horas y será en el mismo local de Hera, en el bloque treinta y nueve o en el local cuarenta y cinco, en la misma plaza Madrid donde nos encontramos. Si alguien gusta de este tipo de música tiene su cita con Tirnagore y sus temas musicales.
La música celta no podía ser más apropiada a la tarde. Cuando salimos del ensayo, parecía que estábamos en Irlanda, o quizá en la Galicia medieval, a tenor del frío que hacía. Madrid se había convertido en una llanura verde, mojada y húmeda. Mientras la música fluía a lo alto del ceniciento cielo, de las alturas se contrarrestaba con una intensa niebla que aterrizaba en la plaza. Y así fue como la plaza quedó más vacía que nunca. Entre la nebulosa de la niebla y con la música de fondo.