PINCHITO MORUNO

Los puentes paralelos

Cádiz vive en la opulencia, no cabe duda. Mientras el mundo está en crisis y la gente pide en los almacenes que le corten los euros a lonchas para que así le duren más en los bolsillos, en el paraíso del jubilado, en la ciudad donde se reparten meriendas, en la ciudad a la que le tienen envidia hasta los inspectores del Censo, regalamos estadios de furbo a empresas privadas al económico precio de 4.000 euros la butaquita... ni que estuvieran forradas de lonchitas de jamón ibérico.

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Pues parece que aquí, en la ciudad donde brotan aparcamientos subterráneos, se construyen a la vez dos puentes nuevos de entrada y salida de Cádiz... y nadie se había dado cuenta... cuánta pequeñez tiene el ser humano. Ilumínanos, oh Despojado, que como si fueras de la Autoescuela Caleta, harás las prácticas por la Avenida antes de que llegue el día soñado en que desfilarás por el Palillero ante Martín José.

Al parecer en la Bahía de Cádiz se construyen dos puentes. Uno, rodeado de fango y de obreros con monos de naranja fosforito, dice llamarse La Pepa y aparece por allá por el Río San Pedro para adentrarse luego por los laditos de los pórticos de Astilleros y el Bajo de la Cabezuela y otro, mucho más mono y con sus pilotitos color óxido de Jamaica aparece en esas vallas donde, a modo de las tablas de Moisés, se relatan los milagros que cada día consigue para nosotros el Ayuntamiento de Cadisí. Éste dice llamarse de la Constitución de 1812 y más que para ponerle el nombre ya va a ver que construir 100 metros más de puente y que no se les vaya a ocurrir poner 1812 en letras... que va a valer más la cosa que una silla nueva del Carranza.

Dos puentecitos crecen a la vez en Cádiz y ninguno es el de la Inmaculada Concepción, uno es concepción de Fomento y otro es concepción por impulsos que es la manera más barata de hacer las cosas, a rempujones, que es como se traduciría lo del impulso en lenguaje viñero. Uno es de hormigón armado y otro es virtual hecho a base de vallas publicitarias y publireportajes en Onda Poca Vergüenza Cádiz.

Cádiz no iba a ser menos que nadie. Si Sevilla, con lo de la Expo, tuvo un puente colgante y un ave que le llevaba a Madrid con alta velocidad, aquí tendremos dos puentes... aunque se queden colgados, más que colgantes, y, como decía el cuarteto del Peña, el famoso tren de alta velocidad llegará hasta la plaza de Sevilla... cuando se quede sin frenos.

El Ayuntamiento de Cadisí construye un puente a impulsos, un puente de fotos, que en vez de cemento se hace a base de pegotes y se nos enseñan sus pilotes y se nos enseñarán también las cuerdas y se intentará vender hasta que se lo crea la mayoría que ese es el verdadero puente que se hace en la Bahía y el otro es como un espejismo, porque como ocurre en el desierto, aquí con el frío este, a la gente de Cádiz se le aparece un puente cuando va en los coches por el Río San Pedro.

Aquí un puente se hace con los presupuestos del Estado y otro se hace con los supuestos del Ayuntamiento. Las administraciones deberían parar ya esta locura. Me consta que la culpa de la situación no se puede repartir a partes iguales, porque sería muy injusto, pero no podemos seguir así porque la que sale perjudicada es la ciudad. Cada obra que se hace en Cádiz no puede ser un conflicto entre las administraciones. Su obligación es trabajar por el bienestar de los ciudadanos y eso se hace sumando esfuerzos y no con estas actuaciones, que llega a parecer que aquí se construyen dos puentes.

Llamen a Obama si hace falta, que venga a Cádiz para la erizada y que le ponga al puente el nombre de El Gran Chupetón. Qué bonito sería oír a Obama en su discurso de investidura decir que me gusta una hueva y que la junta directiva de la peña El Erizo acudiera al completo al despacho oval a ponerle a Barak el garabato de oro.