CUARTO DE PALABRAS

Mejor trasnochar

Llega un momento en que empieza a bullir la bulla, se duerme menos, y en las plazas (ff ff) empieza a oler a carnaval... Eso es localismo trasnochador. El otro, el trasnochado, oler lo huele, pero se queda dormido, en los laureles (que son ganas, mejor un colchón). Pero bueno, entre uno y otro hay un límite, una frontera, una aduana. Eso será lo que traspase esta noche Baco dejando a Santa Claus con los pestiños mientras se intercambian el sentido del gusto y el sentimiento ético. Hay otra Aduana, la indultada, pero tiene que ver con otro sentido y otro sentimiento.

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Dicen que después que el tío que se hospedaba en Veedor le ganó a Napoleón, Londres se embelleció, y que los arquitectos convinieron en coger como modelo la antigua escuela de Grecia, la sociedad de Pericles para homenajear a los vencedores de Waterloo y Trafalgar. Aquí, después que Nelson nos quiso «homenajear», quiera que sea que ya existía una ciudad conformada en un ideal de arquitectura militar y civil, no hubo que convenirse ni na y se empezó a remodelar al modo que a cada uno le vino en ganas, y así hasta nuestros días. Hoy, ya podemos declarar que tan pegote es (o no lo es) la Aduana, el Entrecatedrales, los escaparates de Columela, la verja del Puerto, el muro de Paradores, el Hotel de Adif (mire, este no flota, podían aprovechar el sitio pa un aparcamiento flotante), y ya veremos el Castillo y su entorno (o cómo lo destrozan...) Y no sigo, como entiendo que no deberían seguir los reinos de Taifas y dejar a los arquitectos convenir una ciudad antes de seguir despedazándole su identidad y nos quede todo en postales y coplas... No sé, una ciudad que de una puñetera vez envuelva en su estética todos los sentidos... Si quiere, hasta los de esta bulla que no deja dormir, que a fin de cuentas, pa dormirse en los laureles (con lo incómodo que tiene que ser eso), mejor trasnochar.