Juzgados inhóspitos
Actualizado: Guardarualquiera que se acerque en estos días a los Juzgados de Primera Instancia e Instrucción, ubicados en el Polígono de San Benito, podrá tener ante su vista un panorama de incomodidad y falta de condiciones para el trabajo que superan toda expectativa. Se acometen en estos días obras de reforma (¿cuantas van ya?) en el incómodo, mal construido y lóbrego edificio que se alzó en su momento, hace ya bastantes años, y que viene arrastrando casi desde un principio miles de problemas. Tales obras de reforma, que han obligado, entre otras cosas, a la demolición de parte de muros, dejan a la luz y al aire zonas de paso y comunes por las que diariamente transitan Letrados, Procuradores, Jueces, Agentes y público en general, que acude a los Juzgados con sus problemas y demandas. El resultado es que, con ocasión del invierno, de las bajas temperaturas, de los ruidos y de los ajetreos propios de la construcción, el clima general que se vive es de suma molestia, siendo muy benignos en la apreciación. A veces la luz se va un momento, con el resultado consiguiente para los ordenadores de las oficinas judiciales y lo que en ese momento se esté tramitando. Por doquier vemos huecos abiertos y en un extraño maridaje apreciamos también una paradójica convivencia de zonas de juzgados en inmejorables condiciones, junto con otras que mejor no hablar. Así, las nuevas instalaciones del Juzgado de Violencia sobre la Mujer, un juzgado que va de nueva en nueva instalación, son las que se llevan la palma: bien iluminadas, calefacción, materiales nuevos, espacio entre funcionarios, condiciones muy aceptables de trabajo En cambio en otros Juzgados la situación es muy distinta. Así puede darse la paradoja, que ya señalé una vez, de que para atender procesalmente una pelea de novios en un momento de calentón mutuo, sin lesiones y sin mas gravedad que sendos cachetes colorados de varón y hembra, los medios son mejores que para la instrucción de un homicidio, sobre todo si el muerto es varón, porque si es mujer la cosa cambia. Semejante quiebra del principio constitucional de igualdad ante la ley chirría sobremanera, pero la progresía bien pensante se hace la tonta y mira para otro lado. Mientras, en España, la Justicia se ha levantado un poco la venda de los ojos para poder ver sólo a algunos. El problema no es que lo haga, sino que lo haga con descaro.