Dimisión forzosa

a dimisión presentada ayer por Ramón Calderón como presidente del Real Madrid, forzado por las incontestables pruebas de fraude en la asamblea del club celebrada el 7 de diciembre, pone fin a dos años de disputas desde las últimas elecciones salpicadas de irregularidades. Pero la nueva etapa de inestabilidad que se abre en tanto se renueva la directiva pesará como una losa sobre la faceta deportiva del equipo y sobre la imagen de marca de una de las sociedades con mayor prestigio en el mundo del fútbol. Tras los escándalos del voto por correo, las comisiones en los fichajes y la venta de entradas VIP, Calderón no tenía otra salida que abandonar el palco que tanto había maniobrado por ocupar. Calderón deja tras de sí un importante desgaste en la imagen del Real Madrid, con una afición frustrada por el deterioro de la sociedad, por un juego decepcionante pese a las dos ligas conseguidas y por la renovada excelencia del Barcelona.