COMODIDAD. Las clientas aprecian las prendas en algodón, en vez del poliéster al que están habituadas. / MLG
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Cuba se viste de Zara

La ropa de Zara ha llegado esta semana a La Habana para quedarse. O al menos eso es lo que esperan sus clientes. La noticia de que la marca española estaba en Cuba corrió como la pólvora gracias al boca a boca. La tienda está alejada del centro urbano pero los compradores acuden como moscas a la miel. El primer día, las dependientas atendieron a invitados especiales. «No me hubiera imaginado nunca una tienda así. Todo está a buen precio. Conozco Zara porque mi mamá vive en Barcelona y me ha comprado cosas allá», comentaba Ariadna, una joven que se enteró de la apertura del local por una amiga.

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Un sobrio cartel con la leyenda 'Moda y Punto' cuelga de una pared de la nave. Toda la ropa tiene etiquetas de Zara y la estética del local, salvo por los techos altos y abiertos, también se corresponde con el sello español. Pero no es una tienda de Inditex propiamente dicha. Inditex vende ocasionalmente excedentes de campañas anteriores a empresas especializadas, con la condición de que los artículos no se comercialicen en los mercados donde el grupo tiene presencia comercial. Así es como una serie de productos de Zara ha entrado en el país caribeño, a través de otra compañía que ha adquirido género -incluso colgadores y probadores- a estos intermediarios.

La milla de oro

Las que sí tienen establecimientos propios en la isla son las firmas Benetton, Mango, Oscar de la Renta, Paul & Shark y Adidas. Todos están situados en zonas muy concurridas y lucen prendas con precios elevados para el sueldo del cubano medio, fijado en unos 400 pesos (17 euros). A Daniela, una joven que revisa los estantes en Zara, todo le parece «muy moderno». Su madre destaca la «calidad» del género. La mayor parte de las confecciones son de algodón, lino y viscosa, materiales escasos en un país que soporta temperaturas infernales y, sin embargo, rebosa de poliéster, mucho más barato.

Mariela Estévez, gerente del establecimiento, que pertenece al Consejo de Estado, la máxima autoridad en la isla que preside el general Raúl Castro, está encantada. «La previsión de ventas diarias la fijamos en 5.000 dólares, pero en la inauguración se superó con creces», advierte. La tienda es que admite devoluciones, práctica casi inexistente en la red minorista de la isla comunista. Eso sí, ha sucumbido a la norma que exige depositar el bolso de mano en un guardabolsos y a llevar consigo la cartera, el móvil y las gafas.