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«Mucha gente se reconoce en 'Escenas de matrimonio'»
La actriz entró para realizar un trabajo temporal en la serie de Telecinco y se ha convertido en la estrella de la comedia
Actualizado: GuardarEscenas de matrimonio ha ido cambiando de parejas en su larga trayectoria en Telecinco, pero la más estable, la que permanece inmutable y tiene más éxito es la formada por Marina (Soledad Mallol) y Roberto (David Muro). La fama ha llamado a las puertas de la primera, popular a finales de los años ochenta y principios de los noventa como componente del dúo Las Virtudes junto a Elena Martín. La pareja de cómicas se separó temporalmente, pero desde 2005 prosiguen su unión artística en distintas salas. La intérprete pensó que el trabajo en la serie iba a ser para tres meses de verano... y lleva año y medio. Estaba convencida entonces de que esas discusiones de plató creadas por José Luis Moreno estaban forzadas en un giro cómico, pero la calle no le dice lo mismo.
-¿Estas grescas entre matrimonios se suben de tono en este programa o es que la vida en pareja es así?
-Está llevado a la comedia para que las situaciones realistas hagan gracia. Es lo único que pretende.
-Pero son unas discusiones un tanto atrabiliarias, a veces feroces.
-Un poco. Pero cada vez hay menos violencia verbal. Se han suavizando las situaciones en función de lo que se cree que funciona mejor para la audiencia. A la gente le hace gracia eso: que si una colleja, una discusión por cualquier tontería...
-¿Cree que las parejas se pueden ver reflejadas en estas situaciones?
-Cuando empecé en Escenas de matrimonio pensaba que no, que estaba muy pasado en clave de comedia. Pero me encuentro con gente que me dice que, por desgracia, se reconoce en la serie.
«Los niños, también»
-¿Cuál es la clave de este éxito?
-La risa. No tiene más pretensiones que trazar una serie de pinceladas sobre el matrimonio en las que la gente se reconoce. Y tenemos tantas ganas de reírnos, después de ver los informativos, en los que salen cosas tan tremendas, que el público está deseando sentarse y distraerse sin que le coman mucho el coco.
-¿A qué gente le gusta la serie?
-A todo el mundo, incluidos los niños, que se parten de risa, cosa que me extrañaba al principio. Claro que yo de pequeña también me reía mucho con Los Roper, que eran discusiones de matrimonio.
-¿Es difícil que una actriz tenga ofertas en la madurez?
-Cuando era muy jovencita, y muy mona por cierto, tenía mucho menos trabajo. Las Virtudes nació porque nos encontramos haciendo teatro clásico, La Orestiada, y no nos salían más ofertas. Empezamos a ir por los bares en la época de la movida madrileña. Y resulta que ahora tengo más trabajo, cuando creía que iba a disminuir. No me puedo quejar, pero es verdad que se escriben más papeles para chicas jóvenes. Es normal, ha pasado así toda la vida, pero estaría bien que hubiera mayor número papeles para gente más madura.
-Las Virtudes se separaron, pero luego se volvieron a unir. ¿Siguen trabajando ahora?
-No hemos vuelto a dejarlo, pero circunstancialmente hacemos trabajos por separado. Nos podemos dar con un canto en los dientes. Llevamos 20 años juntas y seguimos siendo amigas. A veces no es que elijas tú la carrera sino que ésta te elije a ti.