TRABAJO. Rodríguez Zapatero, en el Congreso. / REUTERS
ESPAÑA

El Congreso impone a Zapatero un debate extraordinario sobre la crisis

PP y nacionalistas se imponen frente a la debilidad socialista La oposición fiscalizará todos los escalones de la Administración

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El Grupo Socialista no ha logrado impedir que José Luis Rodríguez Zapatero tenga que ir al Congreso, la próxima semana, para exponer sus planes ante la agudización de la crisis en el arranque de un año de marcado carácter electoral que obstaculiza la obtención de apoyos parlamentarios.

El PP unirá sus votos a los de los grupos nacionalistas y de IU en la reunión de la Diputación Permanente de hoy para que el presidente del Gobierno se someta al examen de la Cámara Baja.

Los socialistas pagarán así su orfandad parlamentaria, una situación escogida de manera voluntaria por el grupo gubernamental con su estrategia de no tener socios estables que aseguren la estabilidad del Ejecutivo. El PSOE prefirió la aritmética variable a pactar con unos y otros.

El Gobierno y el PSOE estrenan por tanto el año con un sonoro revés parlamentario. Los socialistas se habían ufanado de no haber perdido hasta ahora una sola votación en el pleno del Congreso durante el primer año de la legislatura.

Ese motivo de satisfacción se desvanecerá hoy y, aunque no se votará en el pleno, los grupos se pronunciarán en el minipleno que es la Diputación Permanente de la Cámara Baja. Allí, el PP sumará sus fuerzas a las de los grupos nacionalistas para aprobar la comparecencia extraordinaria en el hemiciclo del presidente del Gobierno.

Cabe la posibilidad de que el Ejecutivo intente a última hora salvar la cara y solicite la presencia voluntaria de Rodríguez Zapatero en la cámara para devaluar la petición de la oposición. Ya lo hizo en julio pasado, cuando los socialistas perdieron una votación en la Junta de Portavoces del Congreso que forzaba al presidente a acudir a la cámara también para hablar de la crisis, y el Gobierno solicitó a última hora su comparecencia voluntaria.

El Ejecutivo, en esta ocasión, ha intentado calmar las ansias del PP y los nacionalistas con la presencia a petición propia la próxima semana del ministro de Trabajo, Celestino Corbacho, en la comisión correspondiente para explicar las medidas adoptadas para hacer frente a la escalada del paro. Pero el principal partido de la oposición quería la pieza mayor y para ello cuenta con el inusual respaldo de los grupos de CiU, PNV, Esquerra Republicana, IU e Iniciativa per Catalunya.

Los socialistas no han podido echar mano en esta ocasión de los nacionalistas vascos y gallegos para sortear la situación, como ocurrió con la aprobación de los Presupuestos, debido a la convocatoria de las elecciones autonómicas del 1 de marzo en Euskadi y Galicia, unas citas que desaconsejan las colaboraciones con el rival electoral.

Tampoco han podido recurrir a CiU, un salvavidas recurrente en la pasada legislatura, ante las serias divergencias por el futuro modelo de financiación autonómica en fase de negociación.

El resultado es que, por primera vez, el grupo gubernamental afrontará sin escuderos una reunión de la Diputación Permanente en la que la comparecencia de Rodríguez Zapatero es el asunto estrella.

20 de enero

El jefe del Ejecutivo, salvo sorpresa de última hora, tendrá que acudir al hemiciclo y la fecha más probable es el próximo 20 de enero. No hará falta, sin embargo, convocar un nuevo pleno extraordinario porque para ese día ya está convocado uno para aprobar la petición del Ministerio de Defensa sobre el envío de tropas a Somalia a fin de combatir la piratería en el golfo de Adén.

La portavoz del PP en el Congreso, Soraya Sáenz de Santamaría, lamentó que el presidente del Gobierno acuda «arrastrado» al Congreso cuando «no hay ninguna razón» para que no lo haga, salvo que quiera convertir «el plan E» de medidas contra el paro, presentado este lunes en la página web de La Moncloa, en «plan escaqueo».

Rodríguez Zapatero, dijo la dirigente del PP, tiene que dar explicaciones sobre la crisis en sede parlamentaria y no «publicitar planes» por Internet.

Fuentes del grupo popular indicaron que este escenario contrario a los intereses del Gobierno puede volver a repetirse en las próximas semanas porque los socialistas siguen si amarrar un socio estable y no pueden refugiarse en el apoyo del PNV y BNG, al menos hasta que pasen las elecciones autonómicas.

Consciente el PP de la endeblez parlamentaria del Ejecutivo, Sáenz de Santamaría anunció una ofensiva opositora en todos los frentes, para lo que hará «un seguimiento exhaustivo» no sólo de los ministros sino de todos «los altos cargos» del Gobierno.

Con este fin, el Grupo Popular reunió a todos sus portavoces en el Congreso para «poner a punto» la estrategia y no dejar ningún área de gestión gubernamental sin fiscalizar.

El PP, además, no estará solo en la tarea. El portavoz de Esquerra Republicana de Catalunya, Joan Ridao, sostuvo que, así como «los números y la aritmética parlamentaria» obligarán en esta ocasión a Rodríguez Zapatero a acudir contra su voluntad al Congreso, no es descartable que la situación se repita en las próximas semanas.

Fuentes del grupo republicano creen improbable que los socialistas consigan ayuda de otras fuerzas parlamentarias en los próximos meses.