Continuará (¿por qué?)
Muy mala está la cosa de la tele cuando El mentalista es elegida en los People's Choice Awards como la mejor nueva serie de drama (y Dos hombres y medio, esa estupidez con Charlie Sheen en pantalón corto, como la mejor comedia). No extraña, claro, que El mentalista haya sido el mejor estreno que La Sexta ha tenido de una serie en toda su historia (un 13% de share). Entre la apabullante promoción que ha habido y que es bastante resultona (aunque sea una copia de Psych con ínfulas de seriedad: el protagonista no es vidente, sólo presta atención) tenemos, de momento, un éxito para la cadena verde. Pero ni es la mejor serie que se emite en EE UU (sí la que más se ve, pese a contar con Robin Tunney, probablemente la peor actriz joven de los últimos años), ni es la mejor serie en la nómina de La Sexta (Rockefeller Plaza, Cómo conocí a vuestra madre o Me llamo Earl le dan cien patadas).
Actualizado: GuardarEl estreno de El mentalista coincidió con la despedida de Sin tetas no hay paraíso (STNHP) en Telecinco. Nada puede hacer un primer episodio contra un último episodio. Y mucho menos cuando se trata de a) una producción española frente a una serie estadounidense, b) un trueno de la ficción nacional con una ruidosa comunidad de fans y c) La Sexta frente a Telecinco. Por eso el 13 % de share es tan meritorio (STNHP hizo un brutal 30,1 %). Y anoche se volvía a repetir el capítulo de la adaptación de la telenovela colombiana con otro final (esos recursos que usualmente se cuelgan en Internet o se añaden como extras en un DVD). El caso es seguir exprimiendo la teta. El continuará con el que acabó la segunda temporada de STNHP, y que da pie a una tercera, probablemente sea un error. Nada más hay que ver Yo soy Bea (o lo que demonios sea eso que siguen poniendo por las tardes). La marcha de Miguel Ángel Silvestre ha dado lugar a la muerte de El Duque (la denominación ya no pertenece a John Wayne). Queda Catalina y lo que a los guionistas se les ocurra. La única obligación es la de introducir a un tío buenorro, factor fundamental en el éxito de una serie mediocre pero entretenida. El mentalista, en eso, supera a STNHP. El rubio Simon Baker es muchísimo más guapo (y más chulo) que Miguel Ángel Silvestre.