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Israel parte en dos la Franja
Los enfrentamientos fueron cuerpo a cuerpo en el norte, desde donde Hamás dispara sus cohetes
Actualizado: GuardarLa capital de Gaza esperaba ayer desierta la décima noche consecutiva de fuego, segunda desde el comienzo de la operación terrestre, completamente sitiada por las tropas israelíes. Decenas de carros de combate, excavadoras y unidades de Infantería israelíes estrechaban, al cierre de esta edición, el cerco en torno al principal núcleo poblacional de la franja -donde residen más de 50.000 habitantes-, como parte de un despliegue estratégico encaminado a cortar cualquier movimiento de refuerzo desde la gran ciudad hacia el norte de Gaza: la zona que las milicias utilizan para lanzar la mayoría de cohetes a suelo judío.
El Ejército dejaba así prácticamente aislado el sector septentrional después de taponar también el eje de Salahadín, mientras que en el sur las fuerzas israelíes peleaban por el control de la llamada Ruta Filadelfi paralela a la frontera de Rafah con Egipto, perforada por túneles de contrabando ahora destruidos. Los mensajes de las Fuerzas Armadas israelíes, no obstante, negaban cualquier intención de retomar el control sobre Gaza como antes de 2005. «Es posible que tengamos que mantener durante un tiempo bajo mando las zonas desde donde se lanzan los cohetes, pero el objetivo no es recuperar la Franja», señalaba el general Avi Benyahu.
Las columnas hebreas desencadenaron durante todo el día feroces enfrentamientos contra los combatientes palestinos al norte, el área más cercana a la población de Ashkelon y Sderot, donde ayer siguieron impactando los proyectiles caseros palestinos. En la lucha por conquistar este territorio y hacerse con las lanzaderas de Hamás y la Yihad Islámica, participaron los soldados de los cuerpos blindados, ingenieros, paracaidistas y las brigadas Golani y Givati, y también perdía la vida el primer militar judío, un sargento de 22 años, en las proximidades del campo de refugiados de Jabalya.
Allí, según confirmó a este diario el cooperante español de la organización Gaza libre, Alberto Arce, durante la primera noche de incursión por tierra apoyada desde el aire y el mar, la ofensiva israelí abatió también civiles. «Hemos recogido dos chicos de entre 16 y 18 años, en calzoncillos, y un adulto con obesidad mórbida, incapaz de moverse como para ser un miliciano, con un tiro entre ceja y ceja», aseguraba, en referencia a la labor que realiza acompañando a las ambulancias de la Media Luna Roja de la estación de Jabalya. «También hemos intentado llegar a una altura cercana a Erez donde hay una mezquita y creemos que hay más muertos -añadía-, pero está llena de francotiradores israelíes y cuando avanzamos disparan a pocos metros delante de las ruedas del vehículo sanitario».
De acuerdo con los datos aportados por el viceministro de Sanidad del depuesto Gobierno de Hamás en Gaza, Hasan Yalaf, el número de muertos en la Franja desde el arranque de la operación terrestre ascendía ayer al menos a 35, una veintena de ellos civiles. El parte de bajas incluía cinco miembros de una misma familia cuya casa fue pulverizada en Gaza City y otros ocho ciudadanos no militares, asesinados por un tanque en Beit Lahiya. La Franja ha enterrado ya a casi 500 víctimas. En el bando israelí, el Ejército reconocía oficialmente 31 heridos, uno de ellos de gravedad.
Mensajes bélicos
En paralelo a los enfrentamientos en el campo de batalla, las partes desplegaban sus particulares modalidades de guerra psicológica. Hamás, asegurando haber acribillado a una decena de soldados israelíes y haber capturado por la mañana a dos de ellos. La presunta toma de rehenes era tajantemente desmentida por el Ejército hebreo, que por su parte insistía en que el cumplimiento de sus objetivos en esta incursión «está siendo más rápido de lo que esperábamos».
En el ámbito político, y con la opinión pública a punto de enfrentarse ante el primer ataúd de un soldado israelí, el primer ministro de Israel, Ehud Olmert, trataba ayer de aplacar a la población calificando la presente guerra de «inevitable». «Puedo miraros a cada uno de vosotros a los ojos y deciros que el Gobierno -dijo- lo hizo todo antes de decidir esta operación».