![](/cadiz/prensa/noticias/200901/05/fotos/022D1CA-ESP-P1_1.jpg)
El Gobierno mantiene dispersos a más de 600 etarras en 52 cárceles
Dos de cada tres terroristas están en prisiones del sur y del centro de la península y sólo el 2% cumple condena en penales vascos
Actualizado: GuardarLa dispersión y el alejamiento de los presos de ETA se mantienen intactos a pesar de los últimos y poco numerosos acercamientos de internos a centros más próximos al País Vasco.
Los más de 600 reclusos terroristas, cifra récord en la historia de España, están repartidos en 52 cárceles de todo el país, a excepción de los dos archipiélagos y las ciudades autónomas. El Ministerio del Interior no ha variado un ápice la estrategia de que sólo los internos que den muestras de colaborar con la institución penitenciaria o los reclusos con condenas muy cortas y sin delitos de sangre cumplan sus penas cerca de Euskadi.
Instituciones Penitenciarias en su último balance cifra en 622 el número de internos de ETA, aunque Askatasuna la rebaja a 608, ya que considera que una docena de estos presos ya no forman parte de la organización. Entre los internos que la organización pro amnistía sitúa fuera de la banda están, entre otros, el ex dirigente José Luis Álvarez Santacristina, Txelis, expulsado de ETA en 1998; José Luis Urrusolo Sistiaga, quien en 1997 pidió a la banda el abandono de las armas; Carmen Guisasola, Lourdes, expulsada de la organización hace diez años; o Kepa Pikabea, también apartado por sus ideas a favor del fin de la violencia. Sí figura, sin embargo, Francisco Múgica, Pakito, el ex responsable etarra que en 2004 reclamó el abandono de las armas y que hace un mes fue acercado a la cárcel de Zuera.
De los seis centenares de internos, 386 están en cárceles del centro y sur de la península, lo que supone el 63,2% del total. O lo que es lo mismo: casi dos de cada tres terroristas están sometidos a un alejamiento manifiesto de Euskadi.
El extrañamiento pasa factura particularmente a las cárceles andaluzas. Esta comunidad es, con mucho, la que más internos alberga: 145 activistas (casi la cuarta parte de la población total) repartidos en diez centros. Le sigue Madrid con 100 reclusos, que siempre mantiene una población etarra muy alta, ya que los presos preventivos (a espera de juicio) suelen ubicarse en esta provincia para facilitar los traslados a la Audiencia Nacional.
En las cárceles del País Vasco sólo está el 2,1% de la colonia reclusa etarra. Se trata de 13 activistas: nueve en el centro de Nanclares de Oca, en Álava, y cuatro en la cárcel guipuzcoana de Martutene. Ninguno de estos presos ha tenido o tiene relevancia en la banda.
El Ministerio del Interior también limita mucho el número de reclusos acercados a establecimientos penitenciarios de provincias limítrofes al País Vasco. Sólo son 21 internos, apenas el 3,4 % del total de presos de la organización terrorista en las cárceles españolas: un preso en Navarra, cinco en La Rioja, dos en Cantabria y 13 en Burgos. Son en su mayoría reclusos con condenas cortas, sin historiales de sangre, próximos a ser excarcelados y de escasa relevancia. Los técnicos penitenciarios recuerdan que sólo uno de cada 20 internos etarras está recluido en centros distantes menos de 150 kilómetros del que era su lugar de residencia.
Reparto aritmético
La radiografía de la población carcelaria etarra pone de manifiesto que la estrategia de Instituciones Penitenciarias pasa, además de por el alejamiento, por la dispersión, casi aritmética, de los presos terroristas.
A pesar del fuerte incremento de la colonia etarra en los últimos meses, Interior trata, casi siempre con éxito, de que no haya más de una veintena de reclusos en cada centro y de que el reparto sea lo más equitativo posible. La gran excepción es Soto del Real, la cárcel madrileña donde la Administración concentra a la mayoría de los preventivos, y en la que hay 34 internos. Sólo otras seis prisiones superan la veintena de activistas: Alcalá Meco con 23, Puerto I, Palencia y Asturias con 21 cada una y Herrera de la Mancha con 20.
Interior mantiene el control directo sobre la inmensa mayoría de los reclusos. Sólo dos presos están en centros gestionados por la Generalitat de Cataluña, única comunidad con las competencias carcelarias transferidas.
La dispersión y el alejamiento no es sólo cuantitativa, sino cualitativa. Andalucía congrega a todos los jefes irredentos de la banda y a los pistoleros más sanguinarios. En Puerto I está el ex jefe de ETA en la década de los ochenta Santi Arrospide, Santi Potros, al que desde hace sólo unos días acompaña Iñaki Gracia Arregi, Iñaki de Rentería número 1 hasta 2000 y extraditado en noviembre. En un principio, había sido internado en Soto pero le acaban de trasladar a Cádiz. En Puerto III, están el también cabecilla Josetxo Arizkuren, Kantauri, o Xabier Alegría, el enlace entre ETA y su aparato legal. Activistas muy violentos como Javier Abaunza, Iñaki Bilbao, Diego López de Arkaute, Harriet Iragi o Fernando García Jodrá cumplen también en las cárceles andaluzas.
Alejamiento máximo
En Huelva, Interior mantiene encarcelados y sin contacto entre ellos a algunos de los internos a los que se supone con ascendiente sobre el resto de la población penitenciaria y a los que se acusa de extender las consignas de ETA dentro de los penales.