COMPLEMENTO CIRCUNSTANCIAL

En el último segundo

Los años bisiestos tienen mala fama. Ni siquiera el refranero es especialmente generoso con estos años que se nos cuelan cada cuatro en el calendario «año bisiesto, año siniestro», «año bisiesto, hambre en el cesto». El que se nos acaba -ya lo saben- ha hecho gala de su fama y nos ha dejado, además de una crisis, los peores presagios para la década que ya casi terminamos. Como Superratón -recuerden, «no se vayan todavía, aún hay más»- este 2008 parece empeñado en dar la nota y, como si no hubiésemos tenido bastante, nos regala un segundo más por aquello de la sincronía con el universo y de los ajustes con la rotación cada vez más cansada del eje de la Tierra.

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También es mala suerte que haya que ajustar el eje precisamente este año que más de uno está deseando perder de vista. No ha sido bueno este bisiesto. Pero no se lo tomen a mal. Piensen lo que da de sí un segundo. Lo que darían los atletas porque les regalaran algo así. En un segundo nos puede cambiar la suerte, o la vida entera.

Piensen cuántas decisiones importantes se habrán tomado en un segundo, qué habría pasado si hubieran tenido un segundo de más antes de ver partir el tren, un segundo más antes de cerrar la puerta para siempre, antes de cruzar la calle.

Es sólo un segundo, pero no hay que desaprovecharlo. Haga su brindis más largo, cruce la mirada con la persona que quiere, prolongue un poco más el abrazo cansado -como el eje de la Tierra- de todos los años, regáleselo a su perro o simplemente piense en los que ya no están con usted.

Es sólo un segundo, pero es suyo. Para algo que nos regalan

Feliz Año Nuevo.