Empacho navideño
Pues sí, es cierto, han pasado solamente un par de comilonas (Nochebuena y Navidad)y ya noto yo cierto empacho navideño-nutritivo que solamente se soluciona con un día a base de ensaladitas verdes, fruta y yogur. Y es que es difícil no sucumbir a unos langostinos, unas gambas, un poquito de jamón, una copita de oloroso, otro trocillo de salmón, algo más de la invención culinaria de este año de la tía, un panecillo con paté, la sopa de marisco, otra copita de oloroso, la carne y cinco minutos más tarde vuelven las tentaciones en forma de polvorones, bombones, lacasitos y dulces varios que una acaba probando aunque sólo sea robándole un pedacito a la prima que tiene sentada al lado.
Actualizado: GuardarEso sí, la mitad de las calorías se pierden esa misma velada tocando la pandereta de forma insufrible y cantando con tal desafinación que hasta el vecino de abajo tiene que reírse con ganas.
Mientras el tapón del cava sale disparado hacia la lámpara, la abuela recuerda la letra de un villancico que sólo se sabe ella desde el principio hasta el final, el abuelo cuenta algún recuerdo de navidades pasadas y las chicas se acicalan en el baño, porque los tiempos cambian y también se sale de juerga en Nochebuena. Una llamada de teléfono interrumpe las conversaciones cruzadas y las risas: es la que no ha venido porque toca cena con la familia del marido.
Los lacasitos acaban sumergidos en el cava, que se vuelve un líquido de color indeterminado, todo el mundo se levanta y recoge vasos, platos, cubiertos, bandejas con pedazos de turrón y peladillas, las sillas vuelven a sus sitios y la mesa, ya de madrugada, retorna a su tamaño original después del vendaval familiar. Bendito empacho.
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