Echarle imaginación
En tiempos de crisis más de uno va a tener que sacar del bául de los recuerdos las famosas pastillas Timoteo para el mosqueo.
Actualizado: GuardarEn tiempos de crisis más de uno va a tener que sacar del bául de los recuerdos las famosas pastillas Timoteo para el mosqueo. Y es que la cosa está fatal, al menos eso es lo que dicen. Basta sólo con darse una vuelta por el centro de la ciudad y ver el ambiente que se respira por las calles. Tiendas de toda la vida a punto de un repique, franquicias que abren y cierran a los pocos meses y carteles de ventas de pisos por todos lados. Hasta hay quien echa a volar su imaginación y organiza en estos días una jornada de puertas abiertas de viviendas en venta, a la que la gente entra como si fuese a visitar un belén. Lo cierto es que en el sector de los promotores han empezado a surgir problemas, ya que hay quien ha bajado los precios en los últimos meses hasta tal punto que hay pisos que cuestan casi diez millones menos que su precio inicial, aunque todavía se siga ganando dinero. El hecho de tener demasiadas promociones en el mercado ha obligado a algunos a tomar esta decisión, lo que más de un colega considera una competencia desleal. No obstante, habría que tener en cuenta cuántos pisos tiene cada uno sin vender porque, a lo mejor, el que tiene diez puede aguantar pero el que dispone de más de cincuenta está pasando ya fatiguitas.
ADIVINANZA
¿Qué alcalde de la Bahía cuyos resultados de las últimas encuestas realizadas en la provincia no le ponen nada bien le va aún peor con los últimos acontecimientos acaecidos esta semana en su localidad?
NOMBRAMIENTOS
Parece que el proyecto de las Aletas quiere arrancar con fuerzas. Se ha nombrado como asesor a Alfonso Blanco. ¿Les suena el apellido? En breve se conocerá al gerente.
UN GAFE
Andan revueltos algunos en las filas del PP porque se sospecha que en la organización territorial debe de haber un gafe o dos a raíz de los últimos acontecimientos acaecidos en Chiclana y El Puerto.
OTRA VEZ RENFE
Lamentable lo ocurrido el jueves pasado en el tren regional que salió de Sevilla para Cádiz a las ocho de la tarde cargado de jóvenes con maletas que iniciaban su periodo vacacional. Con sus billetes con descuentos sacados en ventanilla tras presentar el carnet joven, los chicos iniciaban un trayecto incómodos como de costumbre, apelotonados en pie, ya que el billete no te garantiza que tengas asiento y que si hay un frenazo te pegues una leche. Una revisora que dijo ser de Bilbao pide el billete de forma aleatoria y da con una joven que intentaba no perder de vista los bultos que portaba de regreso a casa. Le pide el billete y la chica se lo muestra como puede, a la vez que la revisora le exige que le muestre el carné joven. La chica le dice educadamente (hay más de una veintena de testigos que están pensando en denunciar lo ocurrido) que lo tiene en una maleta y que no puede localizarlo tan fácilmente. La revisora insiste y le dice que, de lo contrario, la multa con 35 euros. La joven, ya nerviosa y llorando, le comenta que no tiene el dinero y que cuando llegue a su destino en Cádiz le muestra el carnet, pero la revisora le responde que, si no paga, tiene que bajarse en la próxima estación de Utrera, comprarse un billete nuevo y esperar al tren siguiente. La chica vuelve a decirle que no lleva dinero para otro ticket, en el momento en que para el tren y, sin dar tiempo a reaccionar al resto de pasajeros del vagón número 3, que iban a hacer un escote para pagar la multa, obliga a bajar a la niña (apenas tendría 18 años) y la deja sola en una estación, a las ocho de la noche, sin dinero y llorando a mares. El resto de pasajeros montó en cólera y le recriminó a la empleada su actuación, mientras ésta se encaraba con el personal. En un momento de la trifulca dijo que ella tenía tres hijos pues yo lo dudo, porque alguien que hace eso no puede tener sentimiento de madre y, mucho menos, trabajar en un servicio público.