Editorial

Continuidad en el cambio

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a elección de Ignacio Fenández Toxo como nuevo secretario general de Comisiones Obreras, en una ajustada victoria frente a la posibilidad de que José María Fidalgo obtuviera su tercer mandato al frente de la citada central sindical, introduce un cambio que sólo puede volverse relevante en tanto que coincide con una crisis económica sin precedentes en las tres últimas décadas. La disputa que dio pie a que Fernández Toxo se hiciera con las riendas de CC OO tuvo, en gran parte, su causa en las incomodidades y tensiones que surgen en la dirección de un colectivo tan numeroso y plural como el de un sindicato. Pero también es habitual que esos orígenes acaben decantando estrategias diferenciadas de cara a un congreso y, especialmente, a la hora de recabar el respaldo de unas u otras tendencias. De los apoyos que han posibilitado la elección del nuevo secretario general de CC OO -los más vinculados al dictado del PCE-podría deducirse una inclinación más intransigente de su actuación sindical, especialmente ante la cascada de reajustes a los que la crisis va a empujar a todo el tejido empresarial español. Pero la apurada victoria sobre la corriente que lideraba el secretario general saliente, José María Fidalgo, obliga a Fernández Toxo a guardar equilibrios no tanto respecto a las federaciones y sectores que han posibilitado su elección, si no en relación a esa otra mitad del sindicato que confiaba más en la continuidad. CC OO no está en condiciones ni de distanciarse de la unidad de acción con UGT, ni de desatender el diálogo que mantiene -aunque sea con sordina- con las organizaciones empresariales por un lado y con el Gobierno de Rodríguez Zapatero por el otro. El nuevo secretario general de Comisiones Obreras tiene la obligación de hacer valer su impronta en una gestión reivindicativa de los intereses de los trabajadores empresa a empresa y sector por sector frente a la crisis. Pero los efectos de ésta resultan tan abrumadores que deben llevar al sindicalismo de Comisiones a afrontar sus retos por la vía del diálogo más que recurriendo a la confrontación. Las primeras declaraciones de Ignacio Fernández Toxo en su calidad de secretario general de CC OO atestiguan que sus intenciones se inclinan por la continuidad en lo fundamental, por encima de los cambios que su elección entrañe en el gobierno del sindicato.