RESCATE. Banderas de EE UU y de General Motors en Detroit. / AFP
Economia

Bush dedicará 12.200 millones a salvar la automoción de EE UU

Las ayudas, que salen del plan de rescate de la banca, imponen a los fabricantes rigurosas condiciones

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George W. Bush dio ayer un paso al frente para evitar la debacle del sector automovilístico -fundamental en la economía de EE UU- y anunció que el sector recibirá de forma urgente ayudas por valor de 17.400 millones de dólares (12.200 millones de euros), de los que 9.400 millones estarán disponibles de inmediato y los otros 4.000, en febrero. Los dos grandes beneficiarios del programa de salvamento serán Chrysler y General Motors, cuyas acciones se dispararon inmediatamente en Wall Street. El dinero, aclaró el presidente norteamericano, saldrá del plan de rescate financiero de 700.000 millones de dólares, y se repartirá mediante créditos blandos. Eso sí, el apoyo a los fabricantes de coches queda condicionado a la presentación de planes de viabilidad que demuestren que el negocio será rentable en el futuro, y que serán analizados 'con lupa' por el Tesoro. Los sindicatos recibieron con recelo la noticia, temerosos de que la salvación económica de las marcas se lleve por delante miles de puestos de trabajo.

Precisamente el presidente del Tesoro, Henry Paulson, reclamó ayer al Congreso la puesta en marcha del segundo tramo (350.000 millones de dólares) de ayudas a la banca. La crisis de la automoción ha generado intensos debates en Estados Unidos, donde el Senado rechazó aprobar un plan específico para salvar al sector. Los republicanos han sido muy críticos con la idea. Por eso se ha tenido que recurrir a la caja pensada en origen para aliviar la liquidez del sector financiero. Bush -que según fuentes de su gabinete ha consultado la medida con Barak Obama- aludió a su responsabilidad y a la importancia del negocio del automóvil en EE UU, y destacó que no salir al rescate sería una «irresponsabilidad».

«La opción más recomendable es que la industria automotriz se reorganice fuera de la quiebra; el Ejecutivo debe intervenir para evitar el colapso», sentenció Bush en una comparecencia pública. Las reacciones no tardaron. General Motors agradeció al presidente que «haya extendido un puente financiero en este momento tan crítico para el sector del automóvil y la economía de la nación». «Esta acción ayuda a mantener muchos puestos de trabajo y apoya el mantenimiento de las operaciones de la compañía y de sus muchos proveedores y pequeñas empresas que dependen de nosotros», añadió la firma. El presidente de Chrysler, Bob Nardelli, también agradeció la «confianza» demostrada por la Administración con la ayuda. Ambas multinacionales se comprometieron a cumplir las exigencias impuestas en el programa. Por su parte, Ford alabó la decisión del Gobierno, que calificó de «prudente», y subrayó que no necesita ayuda. A la viabilidad económica se unen condiciones de todo tipo que los fabricantes deberán cumplir si no quieren verse obligados a devolver el dinero.