Ignacio Fernández Toxo gana por 28 votos a Fidalgo y se convierte en el nuevo secretario general de CCOO

Ignacio Fernández Toxo se ha convertido en el cuarto secretario general que CCOO tiene desde su creación, desbancando a José María Fidalgo por sólo 28 papeletas. En unos reñidos comicios, Toxo ha conseguido 512 votos a favor, superando los 484 obtenidos por Fidalgo e impidiendo la tercera y última reelección del hasta ahora líder del sindicato.

La lista a la Comisión Ejecutiva presentada por el secretario general electo, ha sido respaldada por 509 votos, mientras que la del actual líder ha obtenido 488 papeletas, y también ha vencido en las votaciones para las Comisiones de Garantía y de Control y Finanzas, que en ambos casos han acabado con el mismo resultado: 516 votos para Toxo y 480 para Fidalgo.

En el noveno Congreso Confederal de CCOO, que finaliza mañana, la lucha por la Secretaría General ha estado muy reñida hasta el último momento, ya que Toxo era el secretario de Acción Sindical de Fidalgo y, por tanto, número dos del sindicato y ambos han estado muy igualados desde el principio. Incluso los avales que han refrendado la presentación de cada una de las candidaturas han sido similares en número, consiguiendo Toxo la firma de 497 de los 1.001 delegados, y Fidalgo 483 rúbricas.

Asimismo, el informe de gestión de Fidalgo de los últimos cuatro años de mandato (2004 a 2008) ha sido respaldado por 547 (el 55,6%) de los 983 delegados que ha votado, mientras que lo han rechazado 198 (el 20,1%) y 238 se han abstenido (el 24,4%).

Segunda candidatura

No es la primera vez que ambos luchan por dirigir el sindicato, en 1999, cuando se estaba decidiendo el sustituto de Antonio Gutiérrez, Toxo anunció que él también era candidato, pero al final decidió retirarse pocos días después.

En esta ocasión, el secretario de Acción Sindical ha decidido enfrentarse a Fidalgo para acabar con la exclusión que, en su opinión, se ha aplicado desde la dirección a las distintas corrientes existentes en el sindicato. Para Toxo "vale la pena" hacer un esfuerzo para que no existan "zonas de exclusión" y "corralitos" desde los que se "margina" la pluralidad.