Con el caray, caray, caray
Actualizado: GuardarY después del 2012, qué?, suelen preguntarse los típicos derrotistas gaditanos. ¿Y en el 2013 qué va a ser de nosotros? ¿Joé con las bullas! No hemos superado todavía el puñetero 2008 y ya estamos pensando en el próximo trienio. Hasta los juancojones se deben estar perdiendo en Cádiz y emigrando a Castellón.
Que si no va a estar listo el segundo puente, que si al paso que vamos lo único que dará tiempo a abrir en el Castillo de San Sebastián será un bingo como kilómetro cero de la milla de oro de la cultura gaditana. No le veo un por qué a tanta alarma: al menos, la alcaldesa podrá hacerse la foto como Emilio Beltrami, que en paz descanse, en la reinauguración del parking de Canalejas.
De aquí al 2012, lo mismo los asustaviejas terminan comprándole al ministerio de Defensa el Club Marte, la muralla de Cortadura y el Casino Militar.
Seguro que ya para entonces habrán prejubilado a toda la plantilla de Delphi, aunque cabe la posibilidad de que muchos se queden a trabajar en el Tempul de tanto visitar el zoo de Jerez.
Ya estoy viendo que entre los múltiples proyectos que le están llegando al Consorcio para la conmemoración de la Constitución de 1812, figurará un concurso de Miss Enfermera, convocado por las clínicas Pascual para todas aquellas sanitarias que deberán presentarse obligatoriamente al mismo con la falda reglamentaria aunque ataviadas al estilo de Lola La Piconera.
Si ya nos lo cantaba la Niña de los Peines, que Cai es una población que le gusta al forastero; que no sirve alegría, lo que sirve es el dinero.
A la ciudad que sonríe, le chirrían los dientes. Con el caray, caray, caray, ¿qué fiesta más grande vamos a hacer en Cai, que ni las jambres las vamos a sentir, que mire usted que gracia tiene este país.
En el Cádiz de hoy, Fermín Salvochea estaría esperando todavía una subvención para declarar el cantón independiente: aquí, de brazos cruzados, tragamos ruedas de molino y quioscos posmodernos tapando la vista de La Caleta, pero espérate a que llegue nuestra venganza en febrero, con el teatro Falla viniéndose abajo por la letra de una pasodoble que pondrá a parir a las autoridades incompetentes y hasta el año que viene, Dios mediante, por esas mismas fechas, la rebeldía entrará en parada biológica.
Ayer martes, cuando Federico, Vicente, Pablo o Miguel le hayan cantado cumpleaños feliz a Rafael Alberti en cualquier burgerking de los cielos, quizá el poeta de El Puerto se haya preguntado dónde está aquel Cádiz, que iba a ser más Cádiz que ayer y que ahora.
En vez de buscar los mares abiertos de la utopía como Juan Cantueso, aquí seguimos buscando aquellos duros antiguos escondidos bajo la arena de Papá Estado.
Ya sea en el 2012, en el 2013, o en este puñetero 2008 en donde muchos han empezado ya a sentir las jambres, con el caray, caray, caray.