SOMOS DOSCIENTOS MIL

Iluminación navideña

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Hace un año escribía una columna en la que, bajo el título de "Bombillitas Navideñas", me quejaba del retraso en el encendido de la iluminación de la pasada Navidad, Si recuerdan, el Ayuntamiento aplazó dos días el encendido, so pretexto de que así ahorrábamos algún que otro kilovatio. Claro que entonces el país aún no se hallaba inmerso en crisis alguna, bastaba con oír las zalameras declaraciones de nuestro presidente señor Zapatero. Lo de retrasar el encendido navideño respondía a eso del cambio climático y demás historias medioambientales, pues visto lo visto, no se quién apuesta por el calentamiento global. Salga a la calle y comprobará que caminamos justo hacia una nueva glaciación.

De nuevo este año, el Ayuntamiento opta por atrasar aún más el prendido de las bombillas navideñas, por lo que el ambiente de compras en el centro durante el pasado puente festivo era de absoluta desolación, en contraste con el lleno que presentaban las grandes superficies. Supongo que alguna vez los comerciantes deberán asumir la iluminación navideña de las calles, como grandes beneficiarios que son de las mismas. Sin bombillitas de colores, ir al centro en Navidad resulta tremendamente depresivo.

El retraso en el encendido parece que esta vez es por culpa de la crisis que, a estas alturas, ni el propio Zapatero puede negar. Sin embargo, este cronista, mal pensado donde los haya, sigue creyendo que los anuales y reiterados retrasos se deben simplemente a que la empresa instaladora del alumbrado tensa cada vez más la cuerda en su esfuerzo por cobrar. Si ello no es así, me encantaría que algún responsable municipal -por ejemplo la propia Alcaldesa-, explicara el motivo por el que las luces se instalan deprisa y corriendo, y por el qué los contenedores que la empresa aparca en el Parque González Hontoria a mediados de noviembre, sorpresivamente desaparecen de Jerez conforme se acerca la fecha prevista para inaugurar el alumbrado.

Si atrasar el encendido hasta casi mitad de diciembre sirve para ahorrar seis mil euros en una ciudad donde se despilfarra a manos llenas, con una deuda total de 575 millones de euros, comprenderán que nos enfrentamos a una medida simplemente estúpida.

Pero bueno, dejaré los problemas económicos municipales para otro día a fin de centrarme en la pura ornamentación elegida este año, dejando bien claro que en estas líneas sólo se expresan los pensamientos de quien las suscribe, pues como se dice: "para gustos, los colores". Desde mi personal óptica, este año nuestro Ayuntamiento se ha vuelto a superar a si mismo. Resultará muy difícil a futuros gobernantes instalar un alumbrado más feo que el de este año, especialmente en calle Larga, pues el resto de las calles si me apuran, todavía tienen un pase.

Con lo sencilla y navideña que queda la calle Corredera utilizando árboles de navidad como motivo central de su iluminación, o la calle Medina, donde se han instalado botas rojas de papa Noel para tales menesteres, para la calle Larga han utilizado un exorno que parece salido de la imaginación de algún cofrade avezado pues, salvando la estrella central de cada pórtico de luces, el resto se asemeja más al respiradero de un paso de misterio que a una iluminación propia de estas fechas.

Añadan a ello la terminación del árbol hecho con botellas que adorna la Plaza del Arenal. Con algo más de imaginación, se le podría haber buscado una terminación elegante. A simple vista parece que el árbol se hubiera construido aprovechando alguna supuesta farola existente bajo el mismo. Y qué decir de la pista de hielo. Afortunadamente este año ya es de hielo, hielo, aunque aprovechando que estamos en Navidad, bueno sería que en la misma sonaran villancicos y cánticos al uso, y no el "chumpa chum" a todo trapo, que recuerda más a los coches "tropezones" de una feria.

Ignoro si tanto despropósito responde a un plan preconcebido o es simple desidia municipal. Mas si lo que pretende nuestra administración es alejar paulatinamente de nuestras vidas los símbolos navideños, que se dejen de hipocresías y supriman de una vez la Navidad. La Navidad es una fiesta católica y, sólo desde esa perspectiva puede ser entendida. Es absurdo iluminar la calle Larga como si de las fiestas de Moros y Cristianos se tratara, para ubicar al final de la calle un portal con su Niño Jesús incluido. Me temo que el Niño cada vez que levanta la vista y ve las luces, añorará su humilde Portal de Belén.