Milagro en Alcalá
Una anciana de 98 años sobrevive cuatro horas bajo los escombros tras una explosión por un escape de gas
Actualizado: GuardarUna anciana de 98 años, María Gómez, fue rescatada con vida tras permanecer cuatro horas atrapada bajo los escombros de su vivienda en la ciudad madrileña de Alcalá de Henares. Una explosión de gas, según las primeras investigaciones, pudo ser la causa del derrumbe parcial del inmueble del número 89 de la calle Mayor de la capital complutense, en pleno centro histórico. El suceso pudo desembocar en una tragedia ya que en el momento de la deflagración, las 20.00 horas del viernes, la calle, muy cercana a la Plaza de Cervantes y a la universidad, estaba repleta de vecinos que apuraban las últimas compras del día.
La nonagenaria fue localizada por los perros de Protección Civil a las 23.15 horas, aunque no pudo ser extraída del amasijo de hierros y cascotes hasta medianoche. Cuatro unidades de los Bomberos de Madrid, tras una operación muy laboriosa, lograron, gracias a una escala, liberar a la anciana, que se encontraba en la segunda planta.
María Gómez únicamente sufrió una contusión pulmonar y una fractura de fémur. En el momento del rescate, se encontraba consciente y sólo tenía algunos cabellos chamuscados. Fue trasladada de inmediato al Hospital Gregorio Marañón de Madrid, donde quedó internada con pronóstico reservado, a la espera de realizar más pruebas.
La mujer logró salvar la vida porque en el momento de la explosión, que provocó el derrumbe parcial de la fachada y de la cubierta, se encontraba entre uno de los muros maestros de la cocina de su casa y el frigorífico, que hicieron de pilares ante la avalancha de escombros, creando un hueco con aire.Otras cuatro personas resultaron 6 heridas de diversa consideración. Se trata de tres menores (unos gemelos de cuatro años y una niña de cinco) que paseaban por la zona y un varón de 40 años, que tiene una fractura de tibia. Todos ellos fueron llevados al Hospital Príncipe de Asturias de Alcalá.
Los técnicos coinciden en que el derrumbe del edificio pudo provocar una catástrofe. Los centenarios soportales que jalonan la calle Mayor soportaron los cascotes y sirvieron de paraguas a los viandantes. También hubo fortuna porque la familia que reside en una de las dos viviendas se encontraba fuera en el momento de la explosión. Según las primeras investigaciones, el suceso pudo deberse a un escape de gas de una instalación de butano en malas condiciones.