Editorial

Rebaja de urgencia

La decisión del Banco Central Europeo de bajar el tipo de interés hasta el 2,5% se produjo ayer junto a la advertencia de Jean-Claude Trichet sobre los riesgos que corre la economía europea de contraerse aun más. La rebaja del precio del dinero, unida al decrecimiento de las tasas de inflación en el conjunto de Europa, contribuirá sin duda a aliviar el impacto de la crisis sobre la economía de los hogares y de las empresas. Pero sus efectos serán realmente perceptibles siempre que las medidas adoptadas tanto frente a las restricciones crediticias derivadas de la crisis financiera como al gasto extraordinario comprometido por las administraciones públicas se hagan sentir de inmediato en el mercado.

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La bajada del euribor difícilmente activará por sí sola la compra de viviendas si, al mismo tiempo, los potenciales demandantes perciben una gran inestabilidad en el empleo, se sienten excluidos del mercado de trabajo, o el acceso a la financiación hipotecaria se ve dificultado y sujeto a condiciones casi imposibles de asumir por las familias en medio de una recesión generalizada. Recesión que ayer Eurostat reconoció para los países del euro.

Los datos aportados por el sondeo de noviembre del CIS refleja cómo el pesimismo respecto a la marcha de la economía y la inquietud ante el futuro del empleo determinan la actitud que la ciudadanía puede mostrar también ante los estímulos que se tratan de ofrecer desde los poderes públicos.

El propio Trichet solicitó ayer una rápida aplicación de las medidas acordadas en el seno de la Unión, sin duda con el ánimo de que la intervención de los gobiernos no se sitúe a una distancia temporal excesiva respecto al deterioro que padece la economía real. Dicha solicitud resulta cuando menos paradójica el día en que las bolsas parecieron testimoniar que daban por descontada la bajada del precio del dinero al 2,5%; una medida que, aun siendo histórica por su magnitud, llega probablemente más tarde de lo que hubiese sido deseable. Además, el hecho de que el tipo de interés en la eurozona continúe por encima del precio fijado por el Banco de Inglaterra del 2% y, sobre todo, del establecido por las autoridades monetarias estadounidenses del 1%, aun siendo comprensible en relación a los antecedentes respectivos, podría situar en desventaja a los países del euro.