María Loreto Mercedes, una de las supervivientes de Barajas que ha comparecido ante el juez que instruye el siniestro. /Europa Press
accidente aéreo de barajas

«Es tremendo lo que tardaron en venir a rescatarnos», dice una superviviente de Barajas

El juez mantiene imputados a dos técnicos de Spanair tres meses después del siniestro

MADRID Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

El juez Juan Javier Pérez, que instruye la investigación del accidente del avión de Spanair, ha tomado declaración a tres supervivientes del siniestro ocurrido el pasado 20 de agosto en el aeropuerto de Barajas que se cobró la vida de 154 personas. Tres meses después del fatídico accidente, una de las testigos ha relatado que sigue viva porque estaba consciente y pudo avisar con una mano a los médicos. "Es tremendo lo que tardaron en venir a rescatarnos. Calculo que fueron más de 40 minutos".

María Loreto Mercedes, una de los 18 supervivientes del accidente del avión de Spanair, ha denunciado ante el juez la tardanza de los equipos de rescate en auxiliar a las víctimas del siniestro. Durante su comparecencia también ha criticado el diseño de la pista 36L de la Terminal 4, por estar al lado de "una vaguada, un río y una zona arbolada", y que los controladores del aeropuerto no se percatasen del impacto cuando el avión estaba en la cabecera de la pista.

El instructor ha escuchado el desgarrador testimonio de otros dos supervivientes: José Alonso, que llevaba un collarín, ha llegado a la sede judicial con su hija, que todavía está en silla de ruedas. El 20 de agosto, el hombre, de 47 años, perdió a su esposa y a su otra hija. "No quiero hablar. Bastante tengo con ver a mi hija en silla de ruedas", pedía a los medios poco antes de comparecer ante el juez.

"Hay responsabilidades de todos"

Mientras José declaraba, la hermana de Loreto conducía hasta la puerta del Juzgado de Instrucción número 11 la silla de ruedas en la que la superviviente está postrada. Frente a la puerta ha comentado que perdió a su hija de 23 años en el accidente. "Eso es lo peor", manifestaba con voz quebrada, al tiempo que agradecía el apoyo prestado por su familia para salir adelante. "Me encuentro de ánimo mal, pero físicamente mejor".

La mujer, de 57 años, sufrió fracturas en las rodillas, en las piernas, en el rostro y en los tobillos. "Me han reconstruido la cara. Antes era más guapa", ha bromeado. Hasta ahora, según su relato, ha tratado de mantenerse al margen de las informaciones. Hoy sí que ha querido trasladar a los periodistas que del accidente se derivan responsabilidades de "muchas personas y entidades". "Hay responsabilidades de todos. Desde la compañía, hasta Fomento. Todo el mundo tiene un poco de responsabilidad".

Loreto, natural de Monforte de Lemos, tomó el avión junto a su hija para regresar a Las Palmas de Gran Canaria tras terminar una comisión de servicios en las Islas Seychelles, al noroeste de Madagascar. Su especialidad es la medicina intensiva, especialmente medicina de catástrofes. Eso le salvó la vida. La mujer se sentó en la segunda fila del avión, mientras que su hija iba unas plazas más atrás. "Tuve la percepción de que el avión no iba bien. Se abortó un primer despegue y se cargó de combustible el avión. En el segundo despegue, algo no iba bien y pensé que se abortaría. Mi sorpresa fue que salió. A los segundos viramos y chocamos", ha narrado en el exterior de los Juzgados.

"No hubo ninguna explosión"

Loreto quedó tendida en el suelo, con el cuerpo prácticamente destrozado. "Estaba consciente y avisé con la mano izquierda a los médicos. Les comenté que tenía un hemotórax y que debían de pincharme en la pleura. Estoy viva porque soy médico y porque me diagnostiqué". "Si llego a estar inconsciente, me hubieran dejado de lado. Estoy segura de que estaría muerta". Según sus cálculos, los médicos llegaron a los 40 minutos. "Iba perdiendo capacidad respiratoria. Si tardan un cuarto de hora más, estaría muerta", ha reiterado. Tras ser rescatada, la trasladaron al hospital, donde permaneció cinco semanas en coma inducido.

"En memoria de mi hija y en la del resto de fallecidos, lo único que deseo es que se averigüe lo que pasó para que esto no vuelva a pasar", ha reclamado tras prestar declaración.

El último en ofrecer su testimonio ante el juez ha sido Rafael Vidal Rodríguez, de 31 años, que todavía necesita unas muletas para andar. "Esto es bastante desagradable para que me hagáis hablar", apuntaba ante los periodistas en los pasillos. No obstante, ha querido aclarar que cuando salió del hospital tuvo conocimiento de las "barbaridades" que habían publicado los medios. "No hubo ninguna explosión".