LA ROTONDA

Dos nombres para un puente

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Allá por el 2011, cuando usted salga de Cádiz por el segundo puente, lo hará por el puente De la Constitución de 1812. Y cuando las ruedas de su coche pisen asfalto de Puerto Real, lo estarán haciendo por La Pepa. Y es que el segundo viaducto de esta nuestra bahía va a tener dos nombres: uno cuando vaya por Cádiz y otro cuando arribe a La Cabezuela.

Una nueva demostración de que a los políticos les importa muy poco trabajar para el ciudadano. Lo importante es hacerlo para sí mismos. Los de uno y los de otro signo. Poner en marcha la maquinaria de marketing en la que se han convertido los partidos, en donde lo que importa no es lo que se hace, sino cómo se vende. Ya saben, si se llama De la Constitución de 1812, lo habrá impulsado el gobierno local (PP). Y si es La Pepa, el PSOE se colgará la medalla a través del Ministerio de Fomento. Esa es la clave, sacar rédito político a una obra emblemática. Esto, archisabido por todos, resulta especialmente irritante cuando se trata de una infraestructura de primerísima necesidad que la Bahía lleva esperando y reclamando desde hace más de 30 años. Ambas administraciones, la local y la del Estado, deberían pedir perdón por tantos años de retraso. Sin embargo, no tienen el menor pudor en pelearse en público por la paternidad del viaducto en cuestión. Colgarse la medalla. Y lo que habrán hecho en privado, en los despachos. Las trabas que se habrán puesto entre sí, provocando tantos años de abandono.

Una trifulca que resulta desalentadora para el ciudadano, a quien lo que realmente le importa es que el puente esté funcionando cuanto antes y ayude a conectar a toda la Bahía.

ATÚN, DIFÍCIL EQUILIBRIO

El lunes se celebró en Marrakech la cumbre de la ICAAT, en la que se decidió el futuro del atún rojo. La historia era decidir la cantidad que se permite capturar a nivel mundial. El equilibrio que los países implicados tienen que mantener en este asunto es ciertamente complicado. Por un lado los ecologistas defienden que, de seguir a este ritmo, el atún corre serio peligro de desaparecer. Por otro, el sector necesita subsistir, ya que hay muchísimas familias que dependen de ello. La decisión es ciertamente complicada y siempre va a haber reacciones contrarias. Sin embargo, da la impresión de que se ha acertado al reducir de 27.500 a 22.000 las toneladas que se permite capturar. Ni se ha hecho la vista gorda ni se ha exagerado la prohibición. Otra cosa es que luego los japoneses se salten a la torera estas medidas y capturen indiscriminadamente. Que lo hacen. En manos de la Comisión Internacional para la Conservación del Atún Atlántico está el orquestar las medidas pertinentes para evitarlo. Y aplicar sanciones ejemplares. De lo contrario de nada habrá servido el acuerdo alcanzado.

VECINOS, OJO AVIZOR

El nuevo Plan General de Ordenación Urbana, que traducido resulta PGOU, protegerá 2.105 edificios de la capital. La pregunta es: ¿Cómo? Es decir, los técnicos encargados de la redacción de ese PGOU incluyen a todos esos edificios en un catálogo con distintos niveles de protección. Cualquiera que haga obras en ellos debe respetar tal y como están determinados ornamentos, bien sean en su fachada o en su interior. De no hacerlo, recibirán la correspondiente sanción. Sin embargo, al igual que en el caso del atún con los japoneses, alguien debe vigilar para que se cumpla la norma. Controlar más de 2.000 edificios no es cosa fácil y en la finca de Ruiz de Bustamante recientemente expoliada tenemos el ejemplo más claro. Si no se llega a denunciar públicamente, nadie se habría enterado de la tropelía cometida allí hace unos meses, cuando se cargaron todos los elementos de un patio interior. Aquí, sin duda, deben jugar un papel fundamental las asociaciones de vecinos, que son las que saben lo que se cuece en sus respectivos barrios, y denunciar los casos que detecten.

'CARA AL SOL' EN EL PUERTO

Los portuenses que en la mañana del jueves pasaran por las inmediaciones del Ayuntamiento alucinarían. Más de 60 policías locales se manifestaban en contra del edil que rige sus destinos, Carlos Montero. Al margen de que sus reivindicaciones sean justas o no, independientemente de si realmente el concejal es un «represor», no podemos negarles a estos agentes su originalidad a la hora de llamar la atención. Nada más y nada menos que con el brazo derecho alzado y entonando el Cara al sol. Eso sí, rodeados de pancartas de UGT, lo que hacía aún más surrealista la situación. Una burla que hoy día provoca una sonrisa pero que nos recuerda que no hace tanto ese mismo cántico se entonaba en serio. Ahora vivimos en crisis, pero nuestros mayores sí que lo pasaron realmente mal. ¿Quién dijo que cualquier tiempo pasado fue mejor?

imoreno@lavozdigital.es