Borreguitos 'on the rocks'
Ni a usted ni a mí nos va nada en ello porque somos personas formales que no pierden su tiempo de sueño como noctívagos que deambulan de una en otra barra. Pero no por ello se va a convertir usted en un avestruz, el mundo sigue adelante mientras unos duermen y otros velan. Así que hablemos de los porteros de discoteca, bares, tabernas y demás antros, tugurios y bujíos. ¿Por qué existe esta figura? Hace años era quien se encargaba de que los establecimientos no se llenaran demasiado. Se plantaban delante de la entrada al local y se limitaban a ordenar la circulación de entrada y salida del bar de copas. «Señorita, tenga cuidado con el escalón; Adelante, caballero; Por favor, espere un poco a que salga un grupo del local y ahora pasan ustedes». El trato era correcto y educado, el que cabe esperar de quien trabaja de cara al cliente.
Actualizado: GuardarLas cosas han cambiado mucho últimamente. La turba que llena el centro o Muñoz Arenillas en las horas lunares ha aumentado su volumen en los últimos años. Todos sedientos de otra copa cuando dan las cuatro de la madrugada y ya sólo quedan abiertos unos pocos locales. Los hosteleros se frotan las manos y a hacer negocio.
El problema viene cuando hay más demanda de lugares a los que acudir que oferta. Tres o cuatro posibles elecciones en Cádiz. Eso es todo. Los chavales, con los bolsillos llenos de billetes, no se quieren ir a casa. Así que hacen cola como si de la del paro se tratara y al final les aguardara la tan esperada colocación. En esta provincia de parados todos quieren colocarse, qué voy a decir yo que usted que no sepa. Lo que resulta incomprensible es que todos -al menos los más- estén tan absolutamente dispuestos a convertirse en borreguitos para ser del gusto del portero de turno y que éste no ponga problemas y les permita acceder al local. Y las autoridades se extrañan de que haya botellón. Bueno, todo esto me lo ha contado un amigo.