Cultura

Una mirada a los colegas

Roth no tiene una gran opinión de sus colegas ni de la literatura americana de hoy. Un apunte sobre los más brillantes de los primeros: «Conozco a un par de premios Nobel (...) y, a pesar de Su Gran Contribución a la Humanidad, no son tan encantadores e indulgentes como cabría esperar». De la literatura «con una función escrutadora» (la única que a él le interesa) escribe que «ha sido erradicada en EE UU como una manera seria de conocer el mundo».

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Cuando habla de nombres concretos, tampoco incurre en lo políticamente correcto. Por ejemplo, a propósito de Norman Mailer dice que «se ha convertido en un actor del drama cultural», lo que «le deja menos tiempo para ser escritor». Con fina ironía, detalla cómo manifestarse, ser detenido y pasar una noche en el calabozo arruina dos jornadas de trabajo. Y luego, el libro en el que cuenta tal atropello es «irritante (...) escandaloso y mezquino». Sobre Salinger, destaca que el único consejo que da es «que seas encantador cuando vas camino del manicomio» y muestra su disgusto por su «rechazo de la vida tal como se vive en el mundo inmediato».