El Gobierno plantea revisar la estrategia en Afganistán
Chacón admite que ese país vive una situación de «terrorismo generalizado»
Actualizado: GuardarLa ministra de Defensa admitió ayer que tras siete años de presencia militar internacional en Afganistán, con más de 50.000 soldados de 41 países sobre el terreno, «existe más inseguridad y riesgo que hace dos años» y se vive «una situación de violencia terrorista generalizada y una amplísima ofensiva» de los talibanes y los grupos 'yihadistas' vinculados a Al-Qaida.
Carme Chacón, que compareció en el Congreso para explicar el atentado suicida que el 9 de noviembre costó la vida a los militares Juan Andrés Suárez y Rubén Alonso, señaló que la evolución de la violencia de la zona oeste del país, donde se despliega el contingente de 778 soldados españoles, ha pasado en pocos meses de la tranquilidad a la amenaza «alta o extrema». Los radicales yihadistas se han multiplicado, explicó, y han pasado de controlar el sur del país a tener una presencia notable también en el norte y el oeste.
Chacón indicó que tanto España como la mayor parte de los aliados europeos están de acuerdo en que la solución al conflicto de Afganistán «nunca será sólo militar» y que la retirada «no es una opción», porque «lo único que no puede hacer un político responsable es abandonar Afganistán». Comentó que la retirada sólo traería el regreso al poder de los talibanes, el pisoteo de los derechos humanos, el aumento del narcotráfico, el fortalecimiento de Al-Qaida y la expansión del terrorismo internacional.
Su conclusión, y la propuesta que llevará España a todos los foros internacionales, es que se está en «una encrucijada» que requiere una «revisión de la estrategia» para corregir los «graves errores cometidos» y relanzar la misión, porque de su éxito «depende la seguridad en el mundo». En todo momento eludió el debate sobre si España debe mandar más soldados o no, e insistió en que lo importante «no es cuántos efectivos se necesitan sino qué hacen y cómo lo hacen».
El cambio de estrategia debe basarse en seis puntos. En primer lugar, aumentar la celeridad del traspaso de competencias de seguridad al Gobierno afgano, que en 2010 deberá contar con 122.000 hombres y «autonomía de funcionamiento». En segundo, dar todo el protagonismo de la coordinación de la misión y de la seguridad a la ONU.
El tercer cambio sería evitar y reducir «a toda costa» las víctimas civiles, provocadas en su mayoría por bombardeos de las tropas de Estados Unidos, que suman a una parte de la población a las filas de los grupos radicales y terroristas.
Además, añadió Chacón, habría que implicar a los países vecinos, Pakistán e Irán, en la búsqueda de una solución estable y duradera que permitiera la reconstrucción institucional en la región; y exigir al Gobierno afgano que termine con la corrupción y con la complacencia con las redes de narcotráfico. Por último, la ministra de Defensa consideró deseable una mayor coordinación entre la misión militar de Estados Unidos, que busca la captura de los terroristas, y la de seguridad e imposición de la paz, liderada por la ONU.