Zapatero conversa con Solbes durante la reunión de ayer. / EFE
Economia

Zapatero reclama medidas fiscales Brasil quiere que España esté en la próxima cumbre

El presidente del Gobierno español propone un año de plazo para cerrar una nueva regulación del sistema financiero Es contrario a practicar un excesivo intervencionismo

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El presidente del Gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, propuso ayer la coordinación global de políticas fiscales para reactivar la economía y una nueva regulación de los sistemas financieros, con mayor control y transparencia, durante su intervención en la cumbre de Washington, ante los líderes de las principales economías del mundo.

El mandatario español intervino en la primera sesión plenaria de la reunión del G-20 que analiza la reforma del sistema financiero internacional en el National Building Museum de Washington, donde abogó por una «nueva cultura corporativa» en las empresas para evitar «salarios astronómicos» y beneficios injustificados.

Según informaron fuentes del Ejecutivo español, Zapatero recordó la responsabilidad de los Gobiernos para reactivar la economía y poner orden en los mercados, pero «sin sustituirlos». Es necesario intervenir, pero nunca coartar la libertad económica, subrayó durante la reunión, celebrada a puerta cerrada.

La intervención del presidente español en la cumbre duró poco más de diez minutos y estuvo centrada en la crisis de la «economía real» y en la necesaria regulación de los mercados, pero instó a los líderes del G-20 a no olvidar su compromiso «con otra crisis mayor, más grave e intolerable que es la de la desigualdad y la pobreza» en el mundo.

«No podemos escatimar ninguna energía en la lucha por cumplir con los objetivos del milenio», manifestó.

Necesidades reales

Rodríguez Zapatero, acompañado de su ministro de Economía, Pedro Solbes, estimó que la debacle de los mercados financieros se ha convertido en una «crisis intensa de la economía global» que está afectando a las necesidades reales de los ciudadanos. Por ello, reclamó «plena determinación» para adoptar medidas dirigidas a reactivar la economía que acaben «cuanto antes» con la crisis y defendió políticas fiscales coordinadas, como las que se están gestando en la UE y las aprobadas por China. Propuso, además, que las sucesivas presidencias del G-20 asuman la función de velar por la coordinación internacional.

También hizo hincapié en la necesidad de diseñar una nueva regulación del sistema financiero y de las instituciones de supervisión para garantizar más control y transparencia.

En ese sentido, instó a los mandatarios a asumir el compromiso de cerrar esa nueva regulación en el plazo de un año para dar confianza a los mercados. El jefe del Ejecutivo español incidió en la responsabilidad de los Estados en la reactivación de la economía y en la supervisión del sistema financiero, pero alertó contra las tentaciones de un excesivo intervencionismo.

Tras subrayar que durante los últimos diez años se ha registrado el mayor crecimiento de la economía mundial, valoró la importancia de la libertad económica y abogó por culminar la Ronda de Doha de liberalización comercial.

En el receso de la reunión, Zapatero tuvo ocasión de hablar con varios de los líderes del G-20, como los mandatarios de Brasil, India, Turquía, México, Alemania, el Reino Unido, Francia e Italia. Brasil, que ejerce la presidencia del G-20, respaldó ayer la participación de España en la próxima cumbre prevista para antes de finales de abril, y mencionó la posibilidad de su integración formal en este grupo, que congrega a los países con las economías más fuertes del mundo y a los denominados emergentes.

«España es bienvenida» al siguiente encuentro, que tendrá lugar en Londres, dijo a la prensa el canciller brasileño, Celso Amorim, aunque aclaró que quien hará las invitaciones será el Reino Unido, que presidirá el G-20 el próximo año.

Amorim recordó que el presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, apoyó la participación de España en la cumbre que se celebra este fin de semana en Washington.

Lula también mencionó que sería importante incluir a otro país en desarrollo, aunque «esa segunda parte no ha ocurrido», dijo Amorim.

«Puede ser que desde ahora hasta la reunión en Reino Unido, el G-20 se convierta en un G-22», añadió el canciller en alusión a la posible entrada de España.