¡Adiós, Bush!
Actualizado: GuardarEl mundo mejora. El presidente del imperio es demócrata, conciliador y negro. Y no por ser negro, sino por lo que significa que en un país de honda tradición racista se hayan superado en buena parte los absurdos principios que humillaron a generaciones de ciudadanos, y se haya dado un paso gigantesco en el cumplimiento del sueño de igualdad que inspiró Martin Luther King.
Todos salimos ganando. Sí, ya sé que son muchos los ciudadanos en todo el mundo que se lamentan de que Obama no sea más radical en sus propuestas de cambio y más expeditivo en las soluciones de los grandes problemas. Pero ¿cómo ser radical en un país donde hay que defenderse de que lo llamen a uno socialista? ¿Cómo resolver a gusto de todos las dos pavorosas guerras en las que Bush los embarcó?
Lo cierto, y no es poco, es que Obama ha hablado de sus ideas, algo a lo que en España no estamos acostumbrados. Y que en su nombre se brinda a reconstruir un país que en los últimos ocho años ha visto aumentar la pobreza en un 15%; donde la creación de empleo ha pasado de un millón y medio durante el mandato de Clinton a 369.000, y con 47 millones de personas sin seguro médico. Un país cuyo índice de aceptación mundial ha disminuido en estos años del 58,3% al 39,2%. Obama tiene ante sí un trabajo ingente para poder cumplir todas las promesas que ha hecho y no decepcionar a sus entusiastas y numerosos votantes. Tendrá que mantener la confianza en la política y los políticos que ha sabido recuperar, colmar los anhelos de más bienestar, más respeto por la naturaleza, solucionar la miseria de buena parte del país y rescatar para el pueblo los billones de dólares del erario público que han ido a parar al bolsillo de empresas y bancos.
Sí, Bush se ha ido, pero ha dejado el mundo hecho un guiñapo. Así lo han admitido los propios republicanos, que lo han ocultado durante la campaña, no fuera a perjudicar a McCain. Porque en Estados Unidos habrá quien piense que Obama podrá, y quien piense que no podrá, y quien piense que quien habría podido habría sido McCain, pero de lo que ya nadie duda ni en Estados Unidos ni en el resto del mundo es de que cualquier cosa será siempre mejor que Bush.