Astenia
Actualizado: Guardarn las competiciones deportivas y en la lucha por la supervivencia humana, la tensión excesiva -como ocurre con las cuerdas de una guitarra- puede impedir el logro de los objetivos haciendo que explote el globo de las ilusiones y que se esfume la eficacia de los impulsos dinamizadores. Pero la relajación continuada puede originar una igualmente peligrosa astenia, y conducir a una temeraria debilidad. Ya saben que me estoy refiriendo a la segunda parte del partido del domingo pasado frente al Antequera. Los tres goles logrados en la primera parte relajaron hasta tal punto a los jugadores, que el aburrimiento se adueñó de la mayor parte de los graderíos. Ninguno de los espectadores que estaban a mi alrededor se sorprendió cuando Agustín, un estudiante de segundo de carrera, se despidió de nosotros en el minuto cincuenta y cinco diciéndonos que prefería aprovechar el tiempo estudiando Química. Es cierto que la ansiedad que hemos soportado durante las últimas temporadas avivaba unos irreprimibles anhelos de tranquilidad, pero también es verdad que la apatía puede desembocar en desánimo y el desánimo convertirse en desinterés, una trampa peligrosa de la que, sin duda alguna, se beneficiarían otros equipo que, situados actualmente mucho más bajo que el Cádiz en la tabla de clasificación porque, aunque fueran conscientes de su menor calidad técnica, se sentirían animados a ascender por esta empinada pendiente que exige, sobre todo, aliento. El éxito de los retos humanos y, de una manera especial, los triunfos en los envites deportivos dependen, en una proporción elevada, del ánimo con el que se emprenden y de la tenacidad con la que se persiste en la lucha. Ésta es, como todos sabemos, una de las disciplinas que Javi Gracia -en mi opinión, el mejor de los fichajes realizados en los últimos tiempos- explicará en las sesiones teóricas de entrenamientos durante esta semana. El domingo, en el partido frente al Real Betis B, tendremos ocasión de comprobarlo.deportes@lavozdigital.es