Escritores perseguidos
El caso Saviano ejemplifica la situación de dos centenares de intelectuales amenazados y, a menudo, dependientes de las redes de apoyo desplegadas para protegerles
Actualizado: GuardarWalter Benjamin agotó toda su esperanza a lo largo de la madrugada del 27 de septiembre de 1940. Refugiado en un pueblo catalán limítrofe con Francia, el filósofo alemán sabía que, cuando apuntara el día, la policía española lo entregaría a las autoridades galas, entonces aliadas de los nazis, y aquella noche decidió que la muerte era preferible a caer en manos de la Gestapo. Casi setenta años después, el consistorio de Port Bou, la localidad donde falleció, planea convertir su antiguo ayuntamiento en una institución cultural que honre su memoria y, asimismo, acoja temporalmente a intelectuales que, como él, han de enfrentarse a la incertidumbre y penurias del exilio.
El proyecto pretende que el Centro Walter Benjamin, iniciativa que aúna la voluntad municipal y la colaboración de la Generalitat, proporcione una esperanza a individuos que no deberían perder la vida por haber asumido el riesgo de exponer la injusticia o el fanatismo con su denuncia impresa. El italiano Roberto Saviano, autor de Gomorra, ha abandonado recientemente Italia por la amenaza de la Camorra, que ya proyectaba su asesinato. Pero muchos no han contado con esa última oportunidad. Tan sólo entre noviembre de 2006 y el mismo mes del 2007, cincuenta y un escritores y periodistas fueron asesinados, la mayoría en Irak.
Supresión sin aviso
El acoso a los escritores es una lacra que no mengua, tan sólo evoluciona y adquiere nuevas formas. «Se ha pasado a la supresión sin avisos, al atentado para acallarlo definitivamente». Según asegura Raffaella Salierno, directora del programa Escriptor Refugiat del PEN Catalán, los métodos utilizados para acallar su voz resultan cada vez más expeditivos. Cuenta el caso mexicano, caracterizado por la eliminación directa de los periodistas más incómodos, tal vez para el poder o, quizás, para los omnipotentes carteles de la droga. Sin mediar amenaza, los individuos son liquidados a plena luz del día mediante operaciones de sobria profesionalidad, en otros casos, su cadáver amanece en alguna cuneta. Este método también se practica en Colombia, Zimbabue o Rusia.
Salierno forma parte de una organización veterana que promueve la colaboración entre los profesionales de la literatura. Las diferentes agrupaciones del PEN se articulan según el idioma utilizado por sus socios y en España cuenta con comités vinculados a la lengua castellana, gallega, catalana y vasca. Laura Mintegi, presidenta de este último. «Aunque no puede implicarse en la situación de su territorio, cada agrupación presenta un informe sobre la libertad de expresión en su ámbito». Con ese fin, mantiene contactos con el periodista Gorka Landaburu, víctima de un atentado de ETA, con el fin de que haga labores de enlace con autores de la comunidad que sufran algún tipo de acoso.
El mapa de la represión de los intelectuales abarca buena parte del planeta. En Latinoamérica es anónima y brutal, y recae habitualmente sobre los defensores de los derechos humanos o los analistas de la corrupción pública, mientras que en África informadores y escritores con relevancia pública se enfrentan a la acción combinada de regímenes dictatoriales, intereses empresariales y milicias no menos salvajes. Tan sólo hace quince días que Eiphraim Audu, periodista radiofónico, fue asesinado en el centro de Nigeria. El crimen no ha concitado el mismo interés que los medios occidentales han otorgado a la desaparición violenta de dos informadores croatas, un hecho que ha puesto en tela de juicio la entrada del país en la Unión Europea.
La pesadilla rusa
Para los disidentes de la antigua URSS, el exilio era la mejor opción, aunque predominaba el desplazamiento interior e, incluso, el confinamiento en algún gulag. La pesadilla de Alexander Solzhenitsyn es un recuerdo confiado a una obra literaria, pero la muerte de Anna Politovskaia evidencia que la amenaza permanece, aunque ya no conste de un sello oficial en la nueva Rusia. Además, en las jóvenes repúblicas centroasiáticas surgidas de la disolución del imperio soviético, el autoritarismo aparece reforzado por la creciente influencia del fundamentalismo islámico.
Cuando se cierran los medios tradicionales o la censura previa impide la edición de textos, el ciberespacio parece la ventana natural para los autores. La abundante aparición de bloggers, escritores que se expresan sin tapujos en la Red, ha fomentado también su procesamiento, con varios casos en el Norte de África, y promovido las medidas de control para el acceso a internet, tal y como ocurre en China. «Ante la presión, el fenómeno se ha expandido y popularizado en Cuba, Turquía o Marruecos, allí donde la presión sobre el papel es más fuerte», apunta Salierno.
Las entidades de apoyo son varias. Los comunicadores profesionales cuentan con ONG como el Comité para la Protección de los Periodistas y Reporteros sin Fronteras, o la red IFEX.org (International Freedom Expression Exchange) que monitoriza constantemente la situación de la libertad de prensa. Los grupos PEN apoyan a colegas represaliados o perseguidos, y cuentan con un comité que relata la condición de cada reo. Los escritores vascos han hecho causa común a favor de dos autores kurdo-iraníes condenados a muerte.
Pero es en Cataluña, por su número y veteranía, donde su capacidad de trabajo es mayor y más relevante. Cuatrocientos cincuenta escritores en lengua catalana se agrupan en un colectivo que forma parte de ICORN (International Cities of Refuge Network), una organización que ofrece protección material a los intelectuales exiliados. Desde su sede en Stavanger (Noruega) coordina una liga de ciudades europeas que proporcionan casa, un salario e, incluso, recursos para su integración. El ayuntamiento barcelonés aporta la vivienda y la Generalitat un fondo económico, mientras que la organización gremial coordina la asistencia.
La Red
El trabajo en red también permite que los asilados puedan desplazarse de un lugar a otro, ya que el promedio de estancia es de dos años. «Muy útil dada la restrictiva política de visados», señala. Salem Zenia, escritor argelino de origen bereber, es el primer beneficiario de la iniciativa a la que también se quieren sumar los consistorios de Sant Cugat y Getxo, si las gestiones del municipio y el PEN vasco fructifican.