GENOCIDA. Himmler con el uniforme de jefe de las SS. / LA VOZ
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El genio del mal

Un historiador publica en Alemania la primera gran biografía de Heinrich Himmler, el jerarca nazi que proyectó el Holocausto

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El historiador alemán Peter Longerich se formuló una pregunta sobre el jerarca nazi Heinrich Himmler que nunca antes nadie había intentado responder: «¿Cómo pudo un personaje mediocre alcanzar tanto poder?» Longerich necesitó más de mil páginas para reconstruir la vida del hombre que pasó a la historia como el genio del mal del III Reich y buscar una respuesta adecuada para explicar la metamorfosis criminal de un joven bávaro, solitario, tímido y misógino, en un monstruo que soñó, mientras fue el jefe de las temidas SS, con eliminar de la faz de la tierra a todos los seres indeseables para el nuevo imperio que estaba por nacer: la gloriosa Germania.

El libro, Heinrich Himmler, una biografía, escrito por el historiador de 53 años, aún no ha llegado a las listas de best-sellers en Alemania, pero la monumental obra publicada por la editorial Siedler se ha convertido en noticia gracias a la revista Der Spiegel, que le ha dedicado la portada y varias páginas de su último número para hacer una reseña del libro.

«Heinrich Himmler, el jefe de las SS, el genocida más cruel de la historia de la humanidad, inició su carrera nazi como un tipo raro y cohibido que muy joven se dejó llevar por un mundo de fantasía racista», señala la revista. La extensa biografía de Longerich, académico de la Universidad de Londres y experto en el Holocausto, es el primer gran trabajo sobre el arquitecto de la eliminación del pueblo judío en Europa. Según el autor, Himmler fue un burócrata criminal que escaló los peldaños del poder gracias al sueño que impregnó su vida y que persiguió hasta su muerte en 1945: Un mundo que debía ser controlado por los alemanes arios en el que no había lugar para los judíos, los eslavos, los homosexuales, los minusválidos y los llamados asociales, a los que Himmler describió como escoria humana.

Para Himmler el Holocausto sólo era el punto de partida para un nuevo y gigantesco genocidio con millones de víctimas, que se habría llevado a cabo si los aliados no hubieran derrotado al imperio nazi en 1945. Himmler ordenó asesinar a los judíos porque era responsable de la lucha contra los partisanos y, según él, cada partisano era judío, pero también porque necesitaba sus viviendas para los alemanes que debían poblar los territorios liberados.

«En el momento culminante de la política de conquista del nacionalsocialismo -en el otoño de 1941 y antes de que fracasara en Moscú la ofensiva de la Wehrmacht-, él reemplazó la idea de un Reich alemán por la visión de un gran imperio germano regido por un sistema totalitario que debía construir en forma consecuente una jerarquía racista y cuya meta sería la eliminación de la raza judía», señala el historiador.

En el bando aliado

Tras el suicidio de Hitler, el fanatismo de Himmler le impulsó a buscar una segunda carrera política, esta vez al lado de los aliados, para combatir la amenaza soviética. Cuando fue hecho prisionero por las tropas británicas solicitó una entrevista con Dwight D. Eisenhower. El encuentro nunca tuvo lugar y Himmler se suicidó, el 23 de mayo de 1945, con una cápsula de cianuro que tenía escondida entre los dientes. El cadáver del genocida fue enterrado en algún lugar en las cercanías de Lüneburg.