CRÍTICA DE TV

Timo

El semanario rosiamarillo de Antena 3, Dónde estás corazón, había anunciado este viernes un contenido de impacto: una entrevista con la periodista Pilar Urbano a propósito de la polémica levantada en torno a su último libro sobre la reina Sofía.

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Era un asunto que valía la pena ver, tal y como se han puesto las cosas. Ahora bien, el programa no se lo puso fácil al cuitado espectador. Primero hubo que ver una entrevista con Rosario Mohedano, que está embarazada. Confieso que aún no sé por qué estaba allí aquella señora; algo creí entender sobre querellas de herencias y esas cosas. No era como parar desplazar el protagonismo de Pilar Urbano, pero, en fin, todo sea por el share. ¿Asunto concluido? Pues no, porque entonces apareció en el plató un muchacho que se nos presentó como el novio de Falete. Quien viviera ajeno a este asunto no tardaría en enterarse de todo. «Bien, cosa de un cuarto de hora», pensé. Quiá: aquello se dilataba y se dilataba, y la historia era tan impresentable que uno ya no sabía si llorar por lo sórdido o reír por lo grotesco. «En pocos minutos, Pilar Urbano», anunciaba un rótulo en pantalla. ¿Pocos? Para colmo, los «periodistas» del programa no paraban de preguntar al muñeco y en cada vuelta de tuerca descendía más el nivel. «En unos instantes, Pilar Urbano», volvían a decirnos. Pero allí seguía el muchacho, explicando que él no es toxicómano ni tampoco «puto», y que además no es «maricón». Nivelazo, vamos. ¿Cuánto tiempo estuvieron orinando sobre la pantalla con este asunto? ¿Una hora? No sé. Desesperante, en todo caso. Al espectador que sólo quisiera ver lo de Pilar Urbano se le iría poniendo el inequívoco gesto del fulano al que acaban de estafar con el timo de la estampita. Y entonces, mucho más allá del umbral de la desesperación, apareció ella. Aleluya. Plató aparte, sonido distinto, incluso la nitidez de la imagen era diferente: igual me equivoco, pero aquello tenía todo el aspecto de una entrevista pre-grabada. ¿Y valió la pena? Psé. A manera de resumen, a uno se le queda la siguiente imagen: la de un país donde el novio de Falete es más importante que la Reina. Y más vale que así sea, porque los comentarios de los «especialistas» son todavía más deplorables. Qué horror.