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Generación Google

Si cree que todo lo que hay que saber está en Wikipedia o si considera que realizando una búsqueda en Google y entrando en algunas de las páginas web que le aparecen como resultados es ya un experto en esa materia, efectivamente usted pertenece a la generación Google. Si por el contrario piensa que la realidad social es mucho más rica, compleja y difícil de lo que nos presenta Google, usted es un clásico en peligro de extinción. Tan cierto como que todo el conocimiento no está en Wikipedia es que aquellos temas que no están en la red, corren grave riesgo de exclusión social.

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También en política están cambiando las cosas: lo usual es que los partidos políticos nos presenten un programa y unos candidatos, limitándonos los ciudadanos a adherirnos a aquel que más coincida con nuestras ideas políticas o vitales. A esto se resume nuestra pobre participación en política, a elegir cada cuatro años entre no demasiadas opciones. Esto es así porque las organizaciones políticas, económicas o sociales mediatizan las relaciones sociales, incluso algunos de estos agentes como es el caso de los medios de comunicación, segmentan su clientela en función de su adscripción ideológica y tienden a autoerigirse en representantes de los intereses políticos de sus lectores.

Pero algo se está cociendo. Surge el concepto de red social como comunidad de personas que se unen en torno a unos intereses o valores comunes y que se comunican entre sí prescindiendo de intermediarios, cuando además el espacio que se usa para ello es Internet, la capacidad de interrelación se multiplica. El reciente festival manga celebrado en Cádiz es ilustrativo de lo que digo: la red social de aficionados al manga consiguió organizarse y dominar social e informativamente ese fin de semana en Cádiz sin que en los días previos ningún medio prestase atención al tema, es más los reportajes traslucían un fondo de perplejidad y sorpresa por el impacto que estaba teniendo un festival del que nada sabían.

Estamos hablamos de la web social o 2.0., aquella en la que los usuarios toman el control de la red y pasan a tener un papel activo en la creación y difusión de los contenidos. Estas redes empiezan a amenazar el omnipresente papel de las instituciones (partidos, medios de comunicación) como mediatizadoras de las relaciones sociales: los ciudadanos se organizan y comienzan a relacionarse directa y masivamente entre ellos, prescindiendo de los canales institucionales. Actualmente los internautas que crean contenidos, los que los critican a través de comentarios y los que los leen sin participar, son ya el 50% de los usuarios.

Los ciudadanos están tomando conciencia de que participar en la vida política y social cada vez es más sencillo. Si antes acceder a un medio de comunicación exigía enviar una carta al director, hoy basta entrar en la edición digital y realizar, con una identidad simulada, los comentarios que se quieran. Lo negativo de esta práctica es que se están produciendo unos abusos conocidos y tolerados por los medios de comunicación, pues es tal la importancia que como factor de medición del impacto de una noticia tiene el número de comentarios, que la permisibilidad hacia esta práctica, está convirtiendo a las ediciones digitales de los periódicos en terreno propicio para la injuria y la calumnia. Es hora de que los medios de comunicación lo resuelvan, para ello basta con que, o bien no se publiquen los comentarios insultantes o que se exija la identificación de su autor, en otro caso, se está creando un espacio de impunidad que no favorece a nadie.

También los movimientos sociales se están actualizando, vemos cómo cada vez con mayor frecuencia los que no ven satisfechas sus demandas a través de los canales tradicionales, se organizan en Internet. Paradigma de todos ellos es HazteOir.org; esta plataforma que defiende unos valores coincidentes con el humanismo cristiano comienza a preparar la campaña mas importante que se va realizar en España contra la reforma del aborto, para ello les basta tener muy claros los principios que defienden, el modo de hacerlo y cuatro personas trabajando, con estos escasísimos medios consiguen relacionar y gestionar las reivindicaciones de 50.000 ciudadanos. Al loro.