LA PARCELITA

¿Otra inquisición?

Mucho se ha escrito y hablado estos días a causa del nacimiento del primer «niño medicamento» en el Hospital Virgen del Rocío de Sevilla. Ante esto, muchas han sido las voces que se han alzado, a favor y en contra, de este acontecimiento singular. La Medicina, la Biología y la Genética están desarrollándose a pasos vertiginosos. Desde que en la década de los 50 nuestro notable premio Nobel Don Severo Ochoa publicó sus trabajos sobre el Ácido Ribonucleico (ARN), el ácido desoxirribonucleico (ADN), la investigación genética no ha parado de progresar. En 2003 se descifró la secuencia completa del genoma humano y se abrieron las puertas a un basto campo de investigación biomédica que está revolucionando, sin duda, muchos conceptos y creencias médicas hasta ahora inamovibles. Gracias al estudio genético se están descifrando muchas incógnitas y se está consiguiendo conocer la etiología de muchas enfermedades que hasta ahora nos eran desconocidas. Pero esto no queda aquí, a partir de ahora y gracias a estos conocimientos se están empezando a desarrollar métodos terapéuticos que pueden curar muchas enfermedades hasta ahora intratables. Hace pocos días también se ha podido conocer a través de un equipo de investigadores sevillanos lo que puede ser la causa de una de las enfermedades más dramáticas para la visión, la retinitis pigmentosa.

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Ante estos avances comienzan a sonar las teorías morales y éticas que condenan los tratamientos transgénicos. La obtención de estos «niños medicamentos» no es bien vista desde el punto de vista moral por el riesgo que supone su utilización ante la manipulación genética realizada. La verdad es que cuanto más oímos, más nos inquietamos ya que podría desencadenarse una lucha parecida a la de la Inquisición medieval que hizo silenciar durante siglos las teorías que sobre la circulación pulmonar desarrolló Miguel Servet y que le hicieron terminar en la hoguera.