Saviano
Unos grandes cuchillos de cocina presiden la portada de la última edición de Gomorra de Roberto Saviano. Son los afilados cuchillos que ahora penden sobre la cabeza del escritor que ha osado relatar cómo es la vida y la muerte en el mundo de la camorra napolitana. El autor está viviendo un triple salto mortal mediático. Primero con el éxito de la novela en Italia, que trajo la primera amenaza. Después con el triunfo de la película que se basa en su libro, dirigida por Matteo Garrone, que fue premiada en Cannes, aspira al Oscar y abrirá el Sevilla Festival de Cine Europeo para su estreno en España. Y tercero porque la nueva amenaza mafiosa le ha hecho entrar en la crónica negra internacional de los telediarios. Viaje al imperio económico y al sueño de poder de la Camorra, es el subtitulo bien explicativo de la obra.
Actualizado: GuardarRoberto Saviano hace ahora pareja con Salman Rushdie, otra estrella mediática del libro, que tiene que andar con careta por la vida amenazado por los integristas islámicos. Viven en el suspense continuo de los reconocidos, a los que un disparo de flash se les puede convertir en el blanco de la bala asesina. Uno por ejercer su libertad de expresión sin límites ante los tabúes religiosos. El otro, por revelar un sistema de corrupción social generalizado como el que se vive en el sur de Italia. La libertad y las verdades por las que luchamos son amenazadas con pistola y cuchillo en mano. Y los medios nos vemos en la tesitura de airear a los personajes para redoblarnos ante la denuncia, pero con el pavor de poner objetivo a la munición de los amenazantes asesinos.
Saviano quiere poner tierra por medio lejos de la Camorra, por haber cometido la imprudencia de contar la vida ilegal y paralela en la que se tiene que mover parte de su país. Para los medios nos queda la difícil papeleta de defender en público la causa de Saviano, y mantener en secreto sus pasos y evitar pistas para los asesinos. Pero más allá del dramatismo del caso personal, lo cierto es que Gomorra, que veremos el 7 de noviembre en Sevilla, es un grito de denuncia imparable, en la novela-reportaje y en la película, de Saviano y de Garrone. El éxito de la comunicación y del coraje.