Debut con mucho oficio

Ni son nuevos en esto, ni mucho menos unos desconocidos. Las más de 600 personas que acudieron el sábado a la Sala Rouge para disfrutar del concierto de Vetusta Morla, y que corearon a pleno pulmón sus canciones, demostraron que los madrileños son ya uno de los nombres de referencia de la escena musical independiente y que su primer disco largo no necesita presentación.

Pucho y los suyos no decepcionaron a nadie y justificaron con creces que lleve varios meses escuchándolos sin descanso en mi reproductor de mp3. Desde los primeros acordes de Autocrítica, la canción que también abre su disco Un día en el mundo -que ellos mismos editaron a través de un sello propio, Pequeño Salto Mortal, ante el ostracismo de las grandes discográficas-, hasta la explosión de su canción más comprometida, Saharabbey Road, con tintes beatlenianos no sólo en el título, Vetusta Morla presentaron sus mejores credenciales y confirmaron que sus casi 10 años de trayectoria musical les han dado tablas de sobra para meterse en el bolsillo a los que acuden a su convocatoria. El sábado en Jerez hubo muchos seguidores, pero también profanos que, con el recuerdo de Los Piratas y otros tantos en la memoria, no dudaron en comprar su CD a la salida y hacer su aportación a la carrera de estos seis músicos.

Letras cuidadas, melodías envolventes, una magnífica complicidad de los músicos que se subieron al escenario y la original y muy peculiar voz de su cantante, que es uno de los sellos más característicos de este grupo. Vetusta Morla tienen todo lo que se le pide a un buen grupo y dieron todo lo que se precisa para que uno salga del concierto con la sonrisa en los labios y el tarareo en la punta de la lengua. Una a una, y después de pedir disculpas por el retraso en la apertura de puertas y en el inicio del concierto, Pucho y sus compañeros entonaron todas las canciones de Un día en el mundo. Sólo faltó Al respirar, la que lo cierra, pero en compensación los madrileños regalaron a los asistentes un adelanto de sus nuevos temas, Los buenos, que ya puso los dientes largos imaginando lo que puede dar de sí su nuevo trabajo.

Con mucho oficio, un ritmo endiablado y una energía contagiosa, la banda de Tres Cantos fogueada en cientos de salas y bares disfrutó e hizo disfrutar con la puesta en escena de unos temas que sorprendieron porque en directo sonaron con mucha más fuerza y contundencia que en el disco. Así, Valiente fue potentísima; La marea, una exquisita canción cuyo estribillo dejó Pucho a un público que respondió con entusiasmo, tuvo una parte instrumental desatada y hasta alguna pincelada rockera; Pequeño Desastre Animal y La cuadratura del círculo transmitieron mucha pasión y trajeron la locura; Copenhague fue recibida con un murmullo de satisfacción y, para terminar, la explosión del Sálvase quién pueda y del himno a favor de los saharauis.

Sonaron muy bien, dignificaron el buen pop hecho en español pero con tintes británicos y su éxito fue un corte de mangas a la industria cegata. Además, su presencia en Jerez sirvió para reivindicar que la ciudad -y tantas otras de los alrededores- tiene hambre de músicos independientes, de grupos con un sello propio y menos fanfarrias; y ayudó a conocer la Sala Rouge, que no tiene todas las ventajas, pero que ante la escasez de locales debería ser más aprovechada como escenario de conciertos.

Y como recordó el propio cantante, todo lo que se vivió fue obra y gracia de la organización y el trabajo de Chema Mora y su GreenSet, que ya tienen prevista en noviembre la celebración de su La Freak Scene Rock, un ciclo musical de importantes bandas locales como Mi Eje Central, Leda 3, Hand of Fatima y G.A.S. Drummers que se celebrará en Sala Compañía cuyo primer capítulo lo escribieron el sábado con letras de oro los Vetusta Morla.

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