Ahtisaari recibe felicitaciones junto a su esposa en Helsinki. / AP
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El jurado del Nobel de la Paz premia al mediador finlandés en los Balcanes

Martti Ahtisaari recibe el premio por buscar un mundo «más pacífico»

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Durante tres décadas su dedicación primordial ha sido sembrar la paz en el mundo. Una labor con luces y sombras por la que el mediador y ex presidente finlandés Martti Ahtisaari, de 71 años, recibió ayer el Premio Nobel de la Paz 2008. Entre las perlas que lanzó el Comité Nobel en Oslo para justificar este galardón destacaron los eficaces arbitrajes del ex presidente de Finlandia en varios continentes, éxitos como el acuerdo de paz en la provincia indonesia de Aceh o la negociación que concluyó con la independencia de Namibia. Su tarea conciliadora estuvo plagada de encomiables logros, como los cosechados en la antigua Yugoslavia, donde hizo de mediador. Unos logros que contrastan con el plan de paz que diseñó para Kosovo al que no le faltaron detractores.

Ahtisaari ha sido premiado «por sus grandes esfuerzos durante treinta años para resolver los conflictos internacionales», declaró en Oslo el presidente del Comité Nobel noruego, Ole Danbolt Mjoes. «Su afán ha contribuido a un mundo más pacífico y a la 'fraternidad entre las naciones' que sustenta el espíritu de Alfred Nobel», agregó Mjoes.

Las alabanzas a la labor del diplomático finlandés fueron constantes. «Ahtisaari nunca abandona. Siempre trata de encontrar una solución. El mundo necesita más hombres de su calibre», añadió el presidente en nombre del jurado antes de anunciarse el fallo.

Sangre noruega

Desde hace años que el nombre de este político sonaba con fuerza en las quinielas para acceder a este galardón. Pero el premiado mostró su sorpresa e incluso dio varios argumentos por los que no debería acceder a este emblemático título. «Me sorprende que los noruegos hayan tomado semejante decisión (uno de los premios lo entrega este país). Tengo el 12,5% de sangre noruega, y eso debería descalificarme para el Nobel», declaró el diplomático -que tiene un bisabuelo noruego- a los medios nada más conocer la noticia del galardón.

Una vez que asumió este reconocimiento no dudó en señalar el que considera su trabajo más sobresaliente. «La independencia de Namibia es mi labor más importante, pues me llevó muchísimo tiempo, más de 13 años», explicó Ahtisaari, precisando que su trabajo en favor del acuerdo de paz con los ex guerrilleros independentistas del Movimiento Aceh Libre en Indonesia y para la independencia de Kosovo «también fueron notables». El ex mandatario finlandés estaba en una lista de candidatos para el Nobel de la Paz integrada por 197 personalidades y organizaciones, entre ellas la franco-colombiana Ingrid Betancourt. Finalmente, Ahtisaari convenció sobre los demás candidatos y consiguió la medalla y el diploma correspondientes, junto a un cheque de 10 millones de coronas suecas (1 millón de euros), que le entregarán en Oslo el 10 de diciembre, fecha aniversario de la muerte de su fundador, el industrial y filántropo sueco Alfred Nobel. Ahtisaari nació el 23 de junio de 1937 en Viborg, en la provincia de Carelia, y desde muy temprana sufrió las consecuencias de conflictos armados. Esta experiencia le sensibilizó para resolver este tipo de asuntos. El diplomático se graduó en la Universidad de Oulu en 1959 y se convirtió en funcionario de Exteriores en 1965.

Desempeñó diversos cargos diplomáticos hasta ser nombrado embajador en Tanzania en 1973. Poco después se convertía en al alto funcionario de la ONU y se le nombraba comisionado en Namibia. Su popularidad y don de gentes le llevaron a ocupar la presidencia de Finlandia desde 1994 a 2000. No obstante, su trayectoria es distinguida por sus negociaciones.