PAREJA DE BAILE. Los protagonistas del musical de Disney recuerda el éxito de Danny Sucko y Sandy junto a Travolta y Olivia Newton John. / LA VOZ
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Treinta años después del estreno de 'Grease', llega a los cines la saga de 'High School Musical' para revolucionar, una vez más, a los más jóvenes

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Treinta años median entre Grease y High School Musical 3. Fin de curso, la primera de esta saga colegial que llega a la gran pantalla. En España, el próximo día 24. Entre las historias de amor de Danny Zucko y Sandy Olsson, y la de Troy Bolton y Gabriella Montez, en cambio, hay cincuenta. Aunque la película se rodara en 1978, las coreografías de los alumnos del instituto Rydell estaban ambientadas en 1958.

Fijándose en uno y otro se puede observar la evolución de la sociedad americana, y por ende la occidental, a lo largo de medio siglo. Que nadie espere un tratado filosófico en ellas. Ni lo pretenden, ni su público objetivo lo espera, pero es curioso comparar las expectativas del italoamericano Zucko -casarse y esperar que le contraten de operario en alguna industria pesada- con las de Bolton, un guaperas del Medio Oeste, que en este fin de curso debe decidir si se dedica profesionalmente al baloncesto o si prefiere ser actor.

Se trata de los dos musicales para adolescentes que más éxito han cosechado. High School Musical 3 viene avalada por el fenómeno juvenil que han supuesto las dos entregas anteriores de esta producción de Disney para su canal de televisión. Antes de su estreno cinematográfico, ya existen rumores sobre una cuarta parte, y eso que desde la casa de Mickey ya la habían descartado. Poco importa que los chicos hayan completado su formación académica y sus caminos se separen al marchar a la Universidad. Incluso la brillantina de Travolta tuvo una secuela. La mayoría no la recordará y quien lo hace preferiría no hacerlo.

Sin arrugas

Más allá de la calidad de estas películas, es innegable que consiguieron atraer la atención del público en la franja de edad más difícil. Son el escaparate de un subgénero que se consume con voracidad y que curiosamente nunca envejece. Cada Navidad alguna cadena de televisión repone los flirteos de T Birds y Pink Ladies y la audiencia nunca falla. De hecho, la cinta de Randal Kleiser superó los 200 millones de dólares de recaudación en su primer fin de semana en la cartelera estadounidense. Por su parte, High School Musical fue vista en el canal de pago de Disney, en EE UU, por siete millones de chavales. Hasta ahora, la han visto más de 36 millones de personas alrededor del mundo. En nuestro país, Disney Channel está disponible en TDT.

Pero estas dos tramas que, a pesar de su final feliz, están basadas en la eterna historia de Romeo y Julieta, no son los únicos ejemplos de cómo unos protagonistas más o menos atractivos y con ritmo pueden hacer danzar a su alrededor a los jovenzuelos de medio mundo. En 1984, Kevin Bacon puso a bailar a la chavalería con Footlose.

Una vez más, la acción se desarrolla en un instituto, aunque la cinta -inspirada en hechos reales- tiene un punto reivindicativo. En el pueblo estaba prohibido el rock and roll y el protagonista se rebela contra ello. Los colegiales estadounidenses además de copiar el vestuario y los movimientos de la película dejaron 80 millones de euros en la taquilla.

Cantera de actores

Se da la casualidad de que en el filme aparece una jovencísima Sarah Jessica Parker a la que el favor del público adolescente sirvió para continuar hasta convertirse hoy en icono de mujer independiente y femenina como Carrie Bradshaw, la protagonista de Sexo en Nueva York. Triunfar en un musical es para la mayoría un seguro laboral vitalicio. Travolta dirá que el papel de Grease le encasillo al punto de pasar penurias hasta que Quentin Tarantino le rescató con Pulp Fiction (1994). Sin embargo, de no ser por aquel bailongo macarrilla de medio pelo quizá nunca le habrían dejado seguir merodeando por los platós de Hollywood.

Hoy, Zac Efron comienza a despegar rumbo al star system. Hace un par de años, la revista Newsweek le nombró «el artista adolescente más grande de América» y este verano formó parte del reparto de Hairspray adaptación cinematográfica de la famosa obra de Broadway. Ningún género como el musical pasa de una manera tan fluida de las tablas a la pantalla y viceversa. Grease, High School Musical y Footlose han tenido sus homónimas en los escenarios. Con bastante éxito de público, por cierto.

Y si los actores de musical vuelven locos a los jóvenes, ¿qué decir de las películas protagonizadas por cantantes? La lista es larguísima. Elvis, Sinatra, Barbara Streissand, Madonna o Jennifer Lopez. Cada uno en su categoría han llenado tantos estadios como salas de exhibición, si bien sus actuaciones no estaban dirigidas a los adolescentes.

En su último número, la revista Fotogramas recoge algunos de los más sonados fenómenos teenegers que han llenado, generación tras generación, las carpetas de los quinceañeros. Casi tan inocente como la actual propuesta de Disney era Los hijos de la farándula (1939), en la que Busby Berkley dirigía a Judy Garland y Micky Rooney a ritmo de fox-trot, jazz y boogie. Aprovechando la ausencia de sus padres, se organizaba una versión casera y soportable de Mira quién baila.

A finales de los 50, la pelvis del Rey era reclamo suficiente para llenar un cine. Luego llegaron los The Beatles... seguro que lo recuerdan. Los últimos hits son Lizzie Superstar y Hannah Montana. Ambas trabajan para Disney.