Miedo sistémico
La macrLa inédita concertación del BCE, la Reserva Federal y los bancos centrales del Reino Unida, Suiza, Canadá y Suecia para rebajar medio punto los tipos de interés no sirvió ayer para reanimar a las Bolsas, atenazadas por unos temores tan profundos que ni siquiera una iniciativa de nuevo excepcional ha logrado procurar una calma más o menos inmediata. El vértigo con que se vienen sucediendo los acontecimientos en los últimos días y los diques con que se están encontrando medidas tan inusuales como la adoptada por las autoridades monetarias a ambos lados del Atlántico, en su afán por imponerse a los vaivenes de unos mercados al borde del pánico, evidencian el extraordinario carácter de una crisis cuya impredecible evolución impide evaluar con sosiego el impacto de los comprometidos pasos dados por las distintas instituciones.
Actualizado: GuardarResulta complicado establecer qué más pueden hacer los gobiernos después de los multimillonarios planes de rescate del sistema financiero puestos en marcha en EE UU o Gran Bretaña, del refuerzo de las garantías para los ahorradores y de las medidas para paliar la falta de liquidez que está estrangulando la actividad económica. De ahí que también entrañe serias dificultades establecer si las iniciativas son eficaces sólo porque ayudan a evitar una debacle mayor o si realmente pueden acabar contribuyendo a la reactivación de las economías mundiales. En ese contexto, el inesperado giro del BCE, que no rebajaba los tipos de interés desde 2003 y se había resistido a modular su estricta política monetaria a pesar del fuerte retraimiento de las economías europeas, cuestiona la validez de la estrategia antiinflacionista defendida con tanta firmeza por Jean Claude Trichet. Especialmente cuando la contención en los precios en los que se ha amparado la institución para explicar su decisión no es tan acusada como para permitir ahora lo que parecía casi imposible hace apenas unas semanas. La acción concertada con la Reserva Federal debería constituir por sí misma un bálsamo para los mercados. Pero es la propia excepcionalidad de la medida la que subraya los riesgos que han podido suponer las divergencias anteriores, que se traducen en unos tipos situados al 3,75% en Europa frente al 1,5% en Estados Unidos. El alivio que supone el recorte en el precio del dinero para las familias hipotecadas en España se vio oscurecido por las últimas previsiones del FMI, que pronostican la entrada en recesión de nuestro país para 2009. La endiablada situación internacional no exime al Gobierno de explicar con la máxima transparencia los motivos y las consecuencias de las medidas acordadas en los últimos días, a la que ayer se añadió la posibilidad de que las autonomías se endeuden hasta el 0,75% del PIB regional sin tener que presentar un plan de reequilibrio. Pero es precisamente la gravedad del contexto la que está restando argumentos para que el Gobierno y el PP perseveren en sus diferencias.