El poder de los 'reds'

Sostenía Luis Aragonés y comparte del Bosque la idea de que disponer de un buen elenco de jugadores emigrantes, capaces de triunfar en otras grandes Ligas, permite crecer a la selección española, la mejor en el escalafón de la FIFA por cuarto mes consecutivo. Ambos coinciden en que conocer otro fútbol, otros jugadores, otros sistemas y otros métodos de trabajo es básico para progresar. Como proponía a principios de siglo el filósofo José Ortega y Gasset, con el aire de fuera se regenera la sangre, no respirando el que se exhala. Según esta vieja teoría aplicada al fútbol, España tendría mucho que agradecer al Liverpool en la consecución de la pasada Eurocopa.

Con Aragonés, el gunner (cañonero) Fábregas y cuatro reds compitieron en Austria y Suiza: Pepe Reina, Arbeloa, Xabi Alonso y Fernando Torres. Y todos aportaron lo suyo. El portero representó el buen rollo; el defensa fue un ejemplo de suplente abnegado y solidario, el centrocampista ejerció como revulsivo y El Niño tumbó a Alemania. Del Bosque sigue la estela, hasta el punto de que el Liverpool se convierte en el club extranjero que más jugadores aporta a una convocatoria de la selección. Tras el regreso de Arbeloa y la repesca de Riera, sustituto del lesionado Capel, son cinco reds los que estarán el próximo sábado en Estonia y el miércoles en Bélgica. El camino hacia el Mundial de Sudáfrica se dibuja desde Anfield.

Desde los buenos tiempos del Valencia de los Cañizares, Marchena, Albelda, Baraja, Vicente, Angulo y más tarde Villa y Joaquín, la selección no disfrutaba de un vivero así. Antes, habría que remontarse a la época dorada de la Quinta del Buitre, de los Sanchís, Míchel, Butragueño, Martín Vázquez y Pardeza, sin olvidar a grandes como Gordillo, Maceda; o al Dream Team de Cruyff del que se nutrió Javi Clemente con la presencia asidua de Zubizarreta, Ferrer, Abelardo, Nadal, Sergi, Luis Enrique, Salinas, Amor, Bakero y Beguiristain.

El riesgo de las mayorías

De aquellos tiempos, empero, surge otra corriente de convencidos de que las amplias mayorías no son buenas para gobernar... selecciones. Precisamente, Aragonés y sus seguidores presumieron sotto voce de que la familia unida que conquistó Europa se forjó porque no hubo camarillas, ni dominio claro de algún equipo, ni líderes mediáticos que focalizan tanto la atención como Raúl.

«Que estemos cinco compañeros del Liverpool en el equipo nacional es muy positivo. Me alegra que el míster se fije en nosotros. Tenemos la suerte de ser más o menos titulares todos con Rafa Benítez y estamos acostumbrados a competir en la Premier y en la Champions», reflexionó ayer Reina. Ciertamente, el Liverpool está espléndido en este arranque de curso. Suma dos victorias en la Champions, donde le espera el Calderón, y en Inglaterra marcha igualado con el Chelsea en la lucha por la cabeza.

Riera no alberga duda alguna. Salir de casa es bueno. Y eso que no le fue bien en el Girondins de Burdeos ni tampoco en el Manchester City. «Antes el futbolista español tenía miedo de ir al extranjero, pero ahora la situación ha cambiado y la selección se beneficia de esta tendencia», afirma, sin ambages. No considera que la Premier sea mejor ni más competitiva que la Liga pero sí diferente. «En Inglaterra el juego es más físico, con más ritmo, y en España se cuida más el balón», afirma. La mezcla, por tanto, suena bien.

«El Liverpool es un extraordinario club con grandes jugadores, en el que se hacen las cosas bien, y su proyección es muy buena para la selección», apostilla el extremo manacorense. No se imaginaba poder volver a la selección después de haberse quedado a última hora fuera de la Eurocopa. «En el fútbol no sirve para nada mirar al pasado. No esperaba volver a la lista pero llega otra oportunidad y hay que disfrutar del momento. Me dio rabia no estar en la Eurocopa, sobre todo porque todos los que conocimos ese grupo estábamos convencidos de que la selección haría muy buen papel, pero lamentarse es inútil», argumenta el imponente zurdo de los altibajos. Riera parece uno más, como si hubiera salido en la foto de Viena con la Copa.

El tolosarra Xabi Alonso admite que se ha hecho un hombre, un futbolista con mayúsculas, desde su marcha a los reds, y el caso de Fernando Torres es paradigmático. Gracias al Liverpool, a un torneo que le viene como anillo al dedo porque puede explotar toda su velocidad y potencia, ha desarrollado las virtudes que sólo apuntaba en el Atlético. Delantero puro y sin necesidad de jugar de todo, hasta define bien. Tanto ha crecido el madrileño que es candidato al Balón de Oro.