Peatonalizando
Doctores tiene la Iglesia y asesores los ayuntamientos y mandemasías de la cosa (aunque no les hayamos votado precisamente a ellos; a los asesores, digo), así que imagino que cuando se lanzan bombas de fragmentación masiva del calado de la que saltó el otro día es porque ha habido un estudio previo que dice que bueno, vale, que la ciudad va a salir ganando si se peatonaliza el paseo marítimo entre el Hotel Playa (ese que corta la línea del paseo, por cierto), y Cortadura.
Actualizado: GuardarPero para mí que esta solución va a crear más problemas todavía. Es precisamente esa línea de playa, la que está abarrotada de edificios de muchas plantas y todavía más viviendas la que hace, lo saben ustedes, que los vientos y bla bla bla no repongan como deben la arena de la playa. La densidad de población de esa zona, y del paralelo barrio de La Laguna, es altísima, tanto que me extraña muy mucho que, como se apunta, todos los inquilinos de esa zona tengan su propia plaza de garaje donde dejar el vehículo cuando vuelven a casa. Me extraña, digo, porque si no sería facilísimo aparcar en esas calles, y no lo es ni siquiera cuando, en verano, la zona azul cabrea a quienes viven ahí mismo y desespera a quienes quieren ir a la playa desde otra parte de la ciudad.
Independientemente de que, entonces, se dejaría de ganar una pasta gansa en verano con la dichosa zonita azul, un detalle que parece que no se tiene en cuenta cuando se pretende peatonalizar el paseo. ¿O se peatonalizará sólo diez meses al año y, en plena canícula, se permitirá de nuevo el mundanal ruido de los autos por aquello de ganar unos euros para la saca pública? De verdad, les digo, que no me extrañaría.
Teniendo en cuenta además que no puede decirse que nuestro paseo marítimo, desde Santa María del Mar hasta la misma Cortadura esté rebosante de sitios donde tomarse unas tapitas o unas copas, porque lo que hay es sota, caballo y rey y además, en verano, dan las once y cuarto de la noche y ya está todo el mundo plegando velas, a mí me extraña muy mucho que nadie vaya a hacerse a pata todo el caminito para tomarse unos churrasquitos allá en donde la última escalerilla, si no tiene posibilidades de aparcar el coche sin que, encima, le cueste más caro por aquello de que los aparcamientos tampoco son baratos precisamente.
Porque, claro, si hay demanda de sitio, entonces los aparcamientos de la zona subirán. Y los que una vez más pagarán el pato serán los sufridos vecinos, esos que no tienen por qué ser todos dueños de locales de restauración, vulgo restaurantes o bares.
Se dice que los residentes de la zona podrán acceder a sus garajes. O sea, que la peatonalización entonces no va a ser total. Teniendo en cuenta el número de viviendas, el tráfico no creo que vaya a menguar mucho. Y se dice que los camiones de reparto tendrán que hacerlo por las calles perpendiculares. La duda que me queda, entonces, es si saldrán por donde han entrado dando marcha atrás, a una avenida que se colapsa, no sé si lo saben los que mandan, todos los días a las dos y media de la tarde, y que se colapsará todavía más, si esta propuesta se lleva adelante, cuando a la altura de la Glorieta Ingeniero la Cierva el tráfico tenga que unirse al atasco ya atascado que apenas ha logrado salir del lío de la estrechez de la calzada frente a la Residencia, donde los autobuses no caben a pesar de que, treinta metros más adelante, hay un sitio donde sí podrían parar.
La experiencia demuestra que las calles peatonales, muchas veces, matan antes de dar vida a los comercios que las rodean. En cualquier caso, creo que habría mejor que peatonalizar todas esas otras calles del casco antiguo donde la estrechez insultante de las aceras nos obliga a andar en fila india, no un paseo marítimo que es ya de por sí amplio y cómodo e invita al paseo, tanto por la acera misma como por la inmensa libertad que nos ofrece la playa.