El partido de Lula aprovecha su carisma para dominar las municipales
Los sondeos pronostican el triunfo de la formación del Gobierno, que dirigirá las principales ciudades
Actualizado: GuardarMás de 128 millones de brasileños se movilizaron ayer para elegir a los alcaldes y vicealcaldes de 5.563 municipios, además de a decenas de miles de concejales, en unos comicios cuyos resultados ya comienzan a ser analizados como una carrera clasificatoria para las presidenciales de 2010. Sin incidentes graves y con fuerte custodia policial y militar en las ciudades con mayor riesgo de violencia como Río de Janeiro -donde hubo más de 50.000 uniformados apostados en torno a las favelas-, los votantes acudieron a las urnas a apoyar la continuidad más que el cambio de administración.
Los sondeos pronosticaban que el gubernamental Partido de los Trabajadores (PT) y las formaciones aliadas estarán a la cabeza en 33 de las 79 ciudades más grandes del país. De las 26 capitales de estado, el PT o sus socios políticos gobiernan en 11 y podrían dominar también en otros 20 municipios claves. Pero habrá que esperar para conocer los resultados. Muchos votantes deberán volver a los colegios electorales el día 26, cuando se celebre la segunda vuelta en las ciudades de más de 200.000 habitantes en las que el candidato más votado no haya conseguido ayer mayoría absoluta. Será el caso de los tres distritos más grandes: Sao Paulo, Río de Janeiro y Belo Horizonte, la capital de Minas Gerais.
La inmensa popularidad del actual presidente, Luis Inacio Lula da Silva, será decisiva para que el PT, que pasó de 187 alcaldías a 414 en 2004, aumente ahora a cerca de 600 las ciudades que administra. También las formaciones aliadas del Ejecutivo, todas de centro-izquierda, obtendrán buenos resultados y aumentarán su influencia en el nuevo mapa político que quedará conformado en Brasil.
Según una encuesta difundida por el Instituto Sensus, Lula, líder del PT, obtiene la aprobación de 77,7% de los brasileños, un porcentaje muy elevado para un gobernante que ya superó la mitad de su segundo período. Su buen trabajo para estabilizar la economía, promover el crecimiento y distribuir la riqueza con mayor equidad es muy valorado incluso por electores que no lo votaron.
Pero en Brasil sólo se puede ser elegido presidente dos veces consecutivas, así que el mandatario se despide de la escena procurando antes contagiar algo de su carisma y su aceptación a los candidatos oficialistas. Tan grande es la popularidad de Lula que en estos comicios ni los postulantes de la oposición pudieron atacarlo porque esas críticas les hacían perder apoyos.
Los analistas consideran que la buena imagen de Lula no sólo permitirá conquistar la victoria a candidatos de su partido y aliados, sino que es una buena oportunidad para que los aspirantes a la presidencia puedan mostrar su potencial respaldo en las urnas a través de listas propias o de delfines que tengan el apoyo de un eventual aspirante a la presidencia del país más populoso de Suramérica.