![](/cadiz/prensa/noticias/200810/05/fotos/032D7CA-AND-P2_1.jpg)
«Las parlamentarias no tenemos derecho a la baja maternal»
Tuvo que reincorporarse a los 40 días de dar a luz para poder votar en los plenos
Actualizado: GuardarRegina, aún convaleciente tras el parto, se subió al coche en la Estación de San Roque, donde reside, y puso rumbo a Sevilla, al Parlamento. Hacía tan sólo 40 días que había dado a luz a la pequeña Abril -hoy ya tiene tres añitos-. ¿Por qué no utilizar las 16 semanas que fija la Ley? «Las parlamentarias andaluzas no tenemos reconocido el derecho a una baja maternal como tal», responde Cuenca. Lo que más le dolió en aquel momento fue que tuvo que dejar de dar el pecho a su bebé.
Así las cosas, la incorporación de cualquier parlamentaria que da a luz depende del calendario político. «Yo tuve que estar dos meses antes del parto en cama, porque existía riesgo de aborto, y en ese tiempo, mis compañeros tuvieron que hacer mi trabajo en las comisiones parlamentarias y en el Ayuntamiento y eso no me parecía justo», añade. Para evitar situaciones como esta, reclama que se puedan votar desde casa y por internet. Esta mujer, que a sus 33 años ya ostenta una contrastada experiencia en cargos públicos, lo tiene claro: sin su madre, sin las horas que echa en casa una empleada del hogar dos días a la semana y sin su marido, ella no podría dedicarse a la política.
En carretera
Todas las diputadas andaluzas que proceden fuera de Sevilla tienen un hándicap añadido. Dos o tres días a la semana tienen que dormir fuera de sus hogares para asistir a los plenos o comisiones. En el caso de Regina, hay que añadirle las muchas horas que le dedica al Ayuntamiento de San Roque. Hoy por hoy vive en un constante ejercicio de equilibrio.
Un esfuerzo que le obliga a realizar sacrificios con una alta carga emocional para ella. «Me ha dolido no poder estar al lado de mi hija cuando le han puesto las vacunas, sólo ha estado el padre», acota. Regina no sabe dibujar una línea que separe las satisfacciones que le produce ser madre y política. Si se le pregunta: ¿Si tuviera que elegir entre su trabajo y su familia?, ella responde sin titubear: «Mi familia, por supuesto», pero aclara: «Y no sería una imposición de nadie, sino una elección mía». Se muestra orgullosa de contar con el apoyo de su esposo, que cambió de trabajo cuando ella asumió más cargos políticos para poder estar más cera de casa.
La parlamentaria socialista pone el acento en los grandes avances que se han dado en la igualdad entre hombres y mujeres, aunque es consciente de que en la conciliación de la vida laboral queda mucho trecho por recorrer. Trabajar fuera de casa y tener hijos es una opción dura. De hecho, ella no se plantea ahora tener más descendencia.